Los 5 mejores ejercicios para estar firme

NO MÁS FLACIDEZ

 firme

Dí adiós a la flacidez con los mejores ejercicios para estar firmes y tonificados.

Ya sabes que la ley de la gravedad no perdona, y que con el paso de los años, el cuerpo va perdiendo forma y firmeza. Para mantener tu cuerpo firme es tan fácil como realizar una serie de ejercicios con los que, fácilmente y sin tener que matarte en el gimnasio, podrás devolver el tono a tu cuerpo y sentirlo firme incluso en las zonas que más problemáticas resultan.

Así no tendrás que preocuparte por los estragos causados por el tiempo ni por el proceso de firmeza, sino que con un poco de ejercicio podrás incluso desafiar al paso de los años.

Los zonas que trabajarás son aquellas que más fácilmente denotan la pérdida de firmeza, empezando por los brazos, prestando atención al pecho (especialmente si has sufrido alguna variación de peso o estás en proceso de perderlo), concentrándonos en el abdomen (donde generalmente acumulamos más grasa), y parándonos a revitalizar glúteos y a trabajar muslos para que no te quedes sin lucir shorts nunca jamás.

Estos ejercicios puedes hacerlos en casa en cualquier momento del día; emplea en torno a los 15 o 20 minutos de forma diaria y verás resultados siempre y cuando seas constante.

1. Ejercicio de brazos: QUieres eficar la flacidez y el efecto de piel de pollo colgante. Házte con unas mancuernas, y si no, te valdrá con unas botellas de agua llenas. Agárralas con ambas manos y extiende los brazos, flexionándolos por el codo hasta que las pesas casi lleguen a tocar el pecho. Éste debe ser un movimiento preciso y controlado, y la respiración también tiene que estar sincronizada con el movimiento para que sea más eficaz: coge aire cuando los brazos estén extendidos y ve soltándolo conforme vayas flexionando. 

2. Ejercicio de pecho: Túmbate en el suelo y apoya bien la espalda, flexionando las rodillas. Toma tus mancuernas o en su defecto dos botella de agua en cada mano y haz elevaciones de brazos con los codos flexionados. La cabeza permanece firme y quieta; la mirada apuntando al techo. El movimiento 'sale' del centro del pecho para ir abriendo en forma de cruz y volver a la posición inicial antes de que toquen contra el suelo. De nuevo, acompañamos la respiración: inspira con los brazos casi rozando el suelo y expira conforme vayas juntando los brazos de nuevo.

3. Ejercicio para el abdomen: Fundamental para tener un cuerpo firme y tonificado. En esta zona se concentra mucha grasa, independientemente de la edad. Una cierta cantidad de grasa es recomendada, pero una cintura fina y definida son el objetivo. Aprovechando que nos encontraos tumbados en el suelo, se separan ligeramente las piernas y se apoyan los talones en paralelo al suelo. Se colocan las manos a unos 45 grados del suelo como una elipse se ponen las palmas de laa manos una sobre otra. Sincroniza la respiración: cada vez que expulsas aire, házlo de forma más prolongada. Y recuerda, la fuerza proviene del abdomen.

ejercicios escoba

Con el mismo palo de la fregona puede hacer abdominales laterales; colocándolo detrás de tu cuello y sujetándolo con ambas manos a cada lado para girar con el abdomen (manténquietas esas caderas).

4. Ejercicio para glúteos: Manteniendo la misma posición: en el suelo tumbados con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en plano, sírvete de un instrumento tal como la escoba o una fregona (aunque no se trata de hacer limpieza en este ejercicio). Colocamos el palo o bastón ligeramente por debajo del ombligo y se rectifica la curvatura lumbar llevando la pelvis hacia delante. Se suben los glúteos sin separarlos hombros del suelo: no vale levantarlos. De ahí bajamos al suelo y, como bien imagináis, repetimos, y repetimos, y repetimos. Si quieres que el ejercicio sea más efectivo, mantén los glúteos arriba y contráelos.

Y para terminar, vamos con los muslos: Podemos hacer unas clásicas sentadillas. Con las piernas abriertas y las rodillas flexionadas, extendemos los brazos hacia delante y hacemos ademán de sentarnos. Lo que viene a ser sentarte y levantarte y volverte a sentar sobre un taburete imaginario. Suena fácil y lo es; pero cobra todo su valor cuando lo repites frecuentemente.

 

 

 

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