6 tipos comunes de trastornos alimentarios (y sus síntomas)

Aunque el término "alimentación" esté en el nombre, los trastornos alimentarios son algo más que comida. Son trastornos mentales complejos que a menudo requieren la intervención de expertos médicos y psicólogos para alterar su curso.

Estos trastornos se describen en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría (1).

Sólo en Estados Unidos, se calcula que 28 millones de estadounidenses padecen o han padecido un trastorno alimentario en algún momento de su vida (2).

Este artículo describe seis de los tipos más comunes de trastornos alimentarios y sus síntomas.

¿Qué es un trastorno alimentario?

Los trastornos alimentarios son una serie de trastornos psicológicos que hacen que se desarrollen hábitos alimentarios poco saludables. Pueden comenzar con una obsesión por la comida, el peso corporal o la forma del cuerpo (3).

En los casos graves, los trastornos alimentarios pueden tener graves consecuencias para la salud e incluso provocar la muerte si no se tratan. De hecho, los trastornos alimentarios figuran entre las enfermedades mentales más mortales, por detrás de la sobredosis de opiáceos (4).

Las personas con trastornos alimentarios pueden presentar diversos síntomas. Entre los síntomas más comunes se encuentran la restricción severa de alimentos, los atracones de comida y los comportamientos purgativos como vomitar o hacer ejercicio en exceso.

Aunque los trastornos alimentarios pueden afectar a personas de cualquier sexo en cualquier etapa de la vida, son cada vez más frecuentes en hombres y en personas de género no conforme. Estos grupos de población suelen buscar tratamiento en menor medida o puede que no informen en absoluto de sus síntomas de trastorno alimentario (5, 6).

¿Cuáles son los signos de un trastorno alimentario?

Los distintos tipos de trastornos alimentarios tienen síntomas diferentes, pero cada trastorno implica una atención extrema a cuestiones relacionadas con la comida y la alimentación, y algunos implican una atención extrema al peso.

Esta preocupación por la comida y el peso puede dificultar la concentración en otros aspectos de la vida (3).

Los signos mentales y conductuales pueden incluir (7):

  • pérdida drástica de peso
  • preocupación por comer en público
  • preocupación por el peso, la comida, las calorías, los gramos de grasa o las dietas
  • quejas de estreñimiento, intolerancia al frío, dolor abdominal, letargo o exceso de energía
  • excusas para evitar las comidas
  • Miedo intenso a engordar o a estar "gordo".
  • Vestirse en capas para ocultar la pérdida de peso o mantener el calor.
  • limitar y restringir severamente la cantidad y los tipos de alimentos consumidos
  • negarse a comer determinados alimentos
  • negar tener hambre
  • expresar la necesidad de "quemar" calorías
  • pesarse repetidamente
  • patrones de atracones y purgas
  • desarrollar rituales en torno a la comida
  • hacer ejercicio en exceso
  • cocinar para otros sin comer
  • ausencia de períodos menstruales (en personas que normalmente menstruarían)

Los signos físicos pueden incluir (7):

  • calambres estomacales y otros síntomas gastrointestinales
  • dificultad para concentrarse
  • resultados atípicos en las pruebas de laboratorio (anemia, niveles tiroideos bajos, niveles hormonales bajos, potasio bajo, recuento bajo de células sanguíneas, ritmo cardiaco lento)
  • mareos
  • desmayos
  • Sensación de frío permanente.
  • irregularidades del sueño
  • irregularidades menstruales
  • callosidades en la parte superior de las articulaciones de los dedos (signo de provocación del vómito)
  • piel seca
  • uñas secas y finas
  • cabello ralo
  • debilidad muscular
  • mala cicatrización de las heridas
  • mal funcionamiento del sistema inmunitario

¿Cuáles son las causas de los trastornos alimentarios?

Los expertos creen que diversos factores pueden contribuir a los trastornos alimentarios.

Uno de ellos es la genética. Las personas que tienen un hermano o un padre con un trastorno alimentario parecen tener un mayor riesgo de desarrollarlo (3).

Los rasgos de personalidad son otro factor. En concreto, el neuroticismo, el perfeccionismo y la impulsividad son tres rasgos de personalidad que suelen estar relacionados con un mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario, según una revisión de investigaciones de 2015(8).

Otras posibles causas son las presiones percibidas para estar delgada, las preferencias culturales por la delgadez y la exposición a los medios de comunicación que promueven estos ideales(8).

Más recientemente, los expertos han propuesto que las diferencias en la estructura y la biología del cerebro también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de los trastornos alimentarios. En concreto, los niveles de serotonina y dopamina, sustancias químicas mensajeras del cerebro, pueden ser factores determinantes (9).

Sin embargo, se necesitan más estudios antes de poder sacar conclusiones sólidas.

Tipos de trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios son un grupo de afecciones relacionadas que implican problemas extremos con la comida y el peso, pero cada trastorno tiene síntomas y criterios de diagnóstico únicos. He aquí seis de los trastornos alimentarios más comunes y sus síntomas.

1. Anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa es probablemente el trastorno alimentario más conocido.

Generalmente se desarrolla durante la adolescencia o la edad adulta temprana y suele afectar más a las mujeres que a los hombres(10).

Las personas con anorexia suelen considerarse a sí mismas con sobrepeso, aunque estén peligrosamente por debajo de su peso normal. Tienden a vigilar constantemente su peso, evitan comer determinados tipos de alimentos y restringen drásticamente su ingesta de calorías.

Los síntomas comunes de la anorexia nerviosa incluyen (1):

  • patrones alimentarios muy restringidos
  • miedo intenso a engordar o conductas persistentes para evitar engordar, a pesar de tener un peso inferior al normal
  • búsqueda incesante de la delgadez y falta de voluntad para mantener un peso saludable
  • una gran influencia del peso corporal o de la forma corporal percibida en la autoestima
  • una imagen corporal distorsionada, que incluye la negación de estar muy por debajo de su peso.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el peso no debe ser el objetivo principal del diagnóstico de anorexia.

Utilizar el índice de masa corporal como factor de diagnóstico es obsoleto porque las personas clasificadas como "normales" o con "sobrepeso" pueden tener los mismos riesgos.

En la anorexia atípica, por ejemplo, una persona puede cumplir los criterios de la anorexia pero no estar por debajo de su peso a pesar de una pérdida de peso significativa (7).

También suelen presentarse síntomas obsesivo-compulsivos. Por ejemplo, muchas personas con anorexia están preocupadas con pensamientos constantes sobre la comida, y algunas pueden coleccionar recetas obsesivamente o acumular alimentos.

También pueden tener dificultades para comer en público y mostrar un fuerte deseo de controlar su entorno, lo que limita su capacidad de ser espontáneos (3).

La anorexia se clasifica oficialmente en dos subtipos: el tipo restrictivo y el tipo de atracones y purgas (1).

Las personas con el tipo restrictivo pierden peso únicamente con dietas, ayuno o ejercicio excesivo.

Los individuos con el tipo de atracones y purgas pueden darse grandes atracones de comida o comer muy poco. En ambos casos, después de comer, se purgan mediante actividades como vomitar, tomar laxantes o diuréticos, o hacer ejercicio en exceso.

La anorexia puede ser muy perjudicial para el organismo. Con el tiempo, las personas que la padecen pueden sufrir adelgazamiento de los huesos, infertilidad y fragilidad del cabello y las uñas.

En casos graves, la anorexia puede provocar un fallo cardíaco, cerebral o multiorgánico y la muerte.

2.

Bulimia

nerviosa

La bulimia nerviosa es otro trastorno alimentario muy conocido.

Al igual que la anorexia, la bulimia tiende a desarrollarse durante la adolescencia y los primeros años de la edad adulta y parece ser menos frecuente entre los hombres que entre las mujeres(10).

Las personas con bulimia ingieren con frecuencia cantidades inusualmente grandes de comida en un periodo de tiempo determinado.

Cada episodio de atracón suele continuar hasta que la persona se siente dolorosamente llena. Durante un atracón, la persona suele sentir que no puede parar de comer o controlar la cantidad que come.

Las flatulencias pueden producirse con cualquier tipo de alimento, pero lo más habitual es que ocurran con alimentos que la persona suele evitar.

Los individuos con bulimia intentan entonces purgarse para compensar las calorías consumidas y aliviar el malestar intestinal.

Entre las conductas purgantes más comunes se encuentran los vómitos forzados, el ayuno, los laxantes, los diuréticos, los enemas y el ejercicio excesivo.

Los síntomas pueden parecer muy similares a los de los subtipos de atracones o purgas de la anorexia nerviosa. Sin embargo, los individuos con bulimia suelen mantener un peso relativamente típico en lugar de perder una gran cantidad de peso.

Los síntomas comunes de la bulimia nerviosa incluyen (1):

  • episodios recurrentes de atracones con sensación de falta de control
  • episodios recurrentes de conductas inapropiadas de purga para evitar el aumento de peso
  • autoestima excesivamente influida por la forma y el peso corporal
  • miedo a engordar, a pesar de tener un peso normal.

Los efectos secundarios de la bulimia pueden incluir inflamación y dolor de garganta, inflamación de las glándulas salivales, desgaste del esmalte dental, caries, reflujo ácido, irritación intestinal, deshidratación grave y alteraciones hormonales(11).

En casos graves, la bulimia también puede crear un desequilibrio en los niveles de electrolitos, como el sodio, el potasio y el calcio. Esto puede provocar un derrame cerebral o un infarto de miocardio.

3. Trastorno por atracón

El trastorno por atracón es la forma más prevalente de trastorno alimentario y una de las enfermedades crónicas más comunes entre los adolescentes(12).

Suele comenzar durante la adolescencia y los primeros años de la edad adulta, aunque puede desarrollarse más tarde.

Las personas que padecen este trastorno presentan síntomas similares a los de la bulimia o el subtipo de atracón de la anorexia.

Por ejemplo, suelen comer cantidades inusualmente grandes de alimentos en periodos de tiempo relativamente cortos y sienten una falta de control durante los atracones.

Las personas con trastorno por atracón no restringen las calorías ni utilizan conductas purgativas, como vómitos o ejercicio excesivo, para compensar sus atracones(12).

Los síntomas comunes del trastorno por atracón incluyen(11):

  • ingerir grandes cantidades de comida rápidamente, a escondidas y hasta sentirse incómodamente lleno, a pesar de no sentir hambre
  • sensación de falta de control durante los episodios de atracones
  • sentimientos de angustia, como vergüenza, asco o culpa, al pensar en el comportamiento de atracón
  • no recurrir a conductas purgativas, como la restricción calórica, los vómitos, el ejercicio excesivo o el uso de laxantes o diuréticos, para compensar el atracón.

Las personas con trastorno por atracón suelen consumir una cantidad excesiva de alimentos y pueden no elegir alimentos nutritivos. Esto puede aumentar el riesgo de complicaciones médicas como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2(13).

4. Pica

La pica es un trastorno alimentario que consiste en comer cosas que no se consideran alimentos y que no aportan valor nutritivo (14).

A las personas con pica les apetecen sustancias no alimentarias como hielo, tierra, tiza, jabón, papel, pelo, tela, lana, guijarros, detergente o almidón de maíz(11).

La pica puede darse en adultos, niños y adolescentes.

Es más frecuente en personas con trastornos que afectan al funcionamiento diario, como discapacidades intelectuales, trastornos del desarrollo, como el trastorno del espectro autista, y trastornos mentales, como la esquizofrenia (14).

Las personas con pica pueden tener un mayor riesgo de intoxicación, infecciones, lesiones intestinales y deficiencias nutricionales. Dependiendo de las sustancias ingeridas, la pica puede ser mortal.

Sin embargo, para que se considere pica, la ingestión de sustancias no alimentarias no debe formar parte de la cultura o la religión de una persona. Además, no debe ser considerada una práctica socialmente aceptable por los compañeros de la persona.

5.

Trastorno de

rumiación

El trastorno de rumiación es otro trastorno alimentario recientemente reconocido.

Describe una afección en la que una persona regurgita alimentos que previamente ha masticado y tragado, los vuelve a masticar y, a continuación, los vuelve a tragar o los escupe (15).

Esta rumiación suele producirse en los primeros 30 minutos después de una comida (16).

Este trastorno puede desarrollarse durante la infancia, la niñez o la edad adulta. En los lactantes, suele desarrollarse entre los 3 y los 12 meses de edad y a menudo desaparece por sí solo. Los niños y adultos que lo padecen suelen requerir terapia para resolverlo.

Si no se resuelve en los lactantes, el trastorno de rumiación puede provocar pérdida de peso y desnutrición grave que puede ser mortal.

Los adultos con este trastorno pueden restringir la cantidad de comida que ingieren, especialmente en público. Esto puede llevarles a perder peso y a tener un peso inferior al normal (16).

6.

Trastorno por evitación/restricción de la

ingesta

de alimentos

El trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos (TARA) es un nuevo nombre para un antiguo trastorno.

El término ha sustituido al de "trastorno de la alimentación en la lactancia y la primera infancia", un diagnóstico reservado anteriormente a los niños menores de 7 años (17).

Las personas que padecen este trastorno experimentan trastornos de la alimentación debidos a la falta de interés por comer o a la aversión a determinados olores, sabores, colores, texturas o temperaturas.

Los síntomas comunes de la ARFID incluyen(11):

  • evitación o restricción de la ingesta de alimentos que impide que la persona ingiera suficientes calorías o nutrientes
  • hábitos alimentarios que interfieren con las funciones sociales típicas, como comer con otras personas
  • pérdida de peso o desarrollo deficiente para la edad y la estatura
  • deficiencias nutricionales o dependencia de suplementos o alimentación por sonda

Es importante tener en cuenta que la ARFID va más allá de comportamientos comunes como el picoteo en los niños pequeños o una menor ingesta de alimentos en los adultos mayores.

Además, no incluye la evitación o restricción de alimentos por falta de disponibilidad o por prácticas religiosas o culturales.

Otros trastornos de la conducta alimentaria

Además de los seis trastornos de la conducta alimentaria anteriores, también existen otros trastornos de la conducta alimentaria menos conocidos o menos comunes.

Entre ellas figuran (18):

  • Trastorno de purga. Los individuos con trastorno purgativo suelen utilizar conductas purgativas, como vómitos, laxantes, diuréticos o ejercicio excesivo, para controlar su peso o su figura. Sin embargo, no se dan atracones.
  • Síndrome de alimentación nocturna. Los individuos con este síndrome suelen comer en exceso por la noche, a menudo después de despertarse del sueño.
  • Otro trastorno alimentario especificado (OSFED). Aunque no se encuentra en el DSM-5, esta categoría incluye cualquier otra afección que presente síntomas similares a los de un trastorno alimentario pero que no encaje en ninguno de los trastornos anteriores.

Uno de los trastornos que actualmente puede incluirse en la OSFED es la ortorexia. Aunque la ortorexia se menciona cada vez más en los medios de comunicación y en estudios científicos, el DSM aún no la reconoce como un trastorno alimentario independiente (19).

Las personas con ortorexia tienden a centrarse de forma obsesiva en una alimentación sana hasta tal punto que alteran su vida cotidiana. Pueden comprobar compulsivamente las listas de ingredientes y las etiquetas nutricionales y seguir obsesivamente cuentas de "estilo de vida saludable" en las redes sociales.

Las personas que padecen esta enfermedad pueden eliminar grupos enteros de alimentos por temor a que no sean saludables. Esto puede provocar desnutrición, pérdida de peso severa, dificultad para comer fuera de casa y angustia emocional.

Los individuos con ortorexia rara vez se centran en perder peso. En cambio, su autoestima, identidad o satisfacción dependen de lo bien que cumplan las normas dietéticas autoimpuestas (19).

¿Cómo saber si se padece un trastorno alimentario?

Si padece un trastorno alimentario, identificar la enfermedad y buscar tratamiento lo antes posible mejorará sus posibilidades de recuperación. Ser consciente de los signos y síntomas de alerta puede ayudarle a decidir si necesita buscar ayuda.

No todas las personas presentarán todos los signos o síntomas a la vez, pero ciertos comportamientos pueden indicar un problema, como (20):

  • comportamientos y actitudes que indican que la pérdida de peso, las dietas y el control sobre la comida se están convirtiendo en preocupaciones primordiales
  • preocupación por el peso, la comida, las calorías, las grasas, los gramos y las dietas
  • rechazo a comer determinados alimentos
  • incomodidad al comer en presencia de otras personas
  • rituales alimentarios (no permitir que los alimentos se toquen, comer sólo determinados grupos de alimentos)
  • saltarse comidas o comer sólo porciones pequeñas
  • dietas frecuentes o dietas de moda
  • preocupación extrema por el tamaño, la forma y el aspecto del cuerpo
  • mirarse con frecuencia en el espejo para ver si se perciben defectos en el aspecto físico
  • cambios de humor extremos

Si estos síntomas le suenan y cree que puede padecer un trastorno alimentario, es importante que pida ayuda a un profesional médico.

Tomar la decisión de iniciar la recuperación de un trastorno alimentario puede dar miedo o resultar abrumador, pero buscar ayuda de profesionales médicos, grupos de apoyo para la recuperación de trastornos alimentarios y su comunidad puede facilitar la recuperación.

Si no sabes por dónde empezar, puedes ponerte en contacto con el teléfono de ayuda de la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios para obtener apoyo, recursos y opciones de tratamiento para ti o para alguien que conozcas.

Para ponerse en contacto, llame al

(800) 931-2237

De lunes a jueves, de 11.00 a 21.00 h. ET

Viernes de 11.00 a 17.00 h ET

Texto:

(800) 931-2237

De lunes a jueves, de 15.00 a 18.00 h, hora de Europa del Este.

Viernes 1 p.m.-5 p.m. ET

Tratamiento de los trastornos alimentarios

Los planes de tratamiento de los trastornos alimentarios se adaptan específicamente a cada persona y pueden incluir una combinación de múltiples terapias.

El tratamiento suele incluir terapia de conversación, así como controles médicos periódicos (21).

Es importante buscar tratamiento precoz para los trastornos alimentarios, ya que el riesgo de complicaciones médicas y de suicidio es elevado(11).

Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Psicoterapia individual, de grupo o familiar. Puede recomendarse un tipo de psicoterapia denominada terapia cognitivo-conductual (TCC) para ayudar a reducir o eliminar conductas desordenadas como los atracones, las purgas y las restricciones. La TCC implica aprender a reconocer y cambiar los patrones de pensamiento distorsionados o inútiles(11).
  • Medicamentos. Un médico puede recomendar el tratamiento con medicamentos como antidepresivos, antipsicóticos o estabilizadores del estado de ánimo para ayudar a tratar un trastorno alimentario u otras afecciones que pueden darse al mismo tiempo, como la depresión o la ansiedad(11).
  • Asesoramiento nutricional. Esto implica trabajar con un dietista para aprender una nutrición y unos hábitos alimentarios adecuados y también puede implicar el restablecimiento o el control del peso de una persona si ha experimentado cambios de peso significativos. Los estudios sugieren que combinar la terapia nutricional con la terapia cognitiva puede mejorar significativamente los resultados del tratamiento (22).
Cómo

ayudar a alguien con un trast

orno alimentario

Si cree que alguien en su vida padece un trastorno alimentario, lo mejor que puede hacer es apoyarle y animarle a buscar ayuda de un profesional sanitario.

Esto puede resultar extremadamente difícil para alguien que padece un trastorno alimentario, pero apoyarle de otras formas le ayudará a sentirse atendido y animado en su recuperación.

Recuperarse de un trastorno alimentario puede llevar mucho tiempo y esta persona puede tener periodos de recaída en antiguos comportamientos, especialmente en momentos de estrés. Si eres cercano a esta persona, es importante que estés a su lado y seas paciente durante su recuperación (21).

Entre las formas de apoyar a una persona con un trastorno alimentario se incluyen (21):

  • Escuchándoles. Dedicar tiempo a escuchar sus pensamientos puede ayudarles a sentirse escuchados, respetados y apoyados. Incluso si no estás de acuerdo con lo que dicen, es importante que sepan que estás ahí para ellos y que tienen a alguien en quien confiar.
  • Inclúyeles en las actividades. Puedes acercarte a ellos e invitarles a actividades y actos sociales o preguntarles si quieren quedar a solas. Incluso si no quieren hacer vida social, es importante comprobarlo e invitarles para ayudarles a sentirse valorados y menos solos.
  • Intentar reforzar su autoestima. Asegúrate de que sepan que se les valora y aprecia, especialmente por razones no físicas. Recuérdales por qué eres su amigo y por qué se les valora.

En resumen

Las categorías anteriores pretenden proporcionar una mejor comprensión de los trastornos alimentarios más comunes y disipar los mitos sobre ellos.

Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales que suelen requerir tratamiento. También pueden ser perjudiciales para el organismo si no se tratan.

Si padece un trastorno de la conducta alimentaria o conoce a alguien que podría padecerlo, puede solicitar ayuda a un profesional sanitario especializado en trastornos de la conducta alimentaria.

Puede concertar una cita con un especialista en trastornos alimentarios de su zona utilizando nuestra herramienta Healthline FindCare.

Lea este artículo en inglés.

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