¿Están las rutinas de ejercicio nocturnas afectando tu sueño y energía?
No hay duda de que el ejercicio es bueno para la salud, mejora el estado de ánimo, apoya el corazón y ayuda a mantener el cuerpo en forma. Pero si eres de los que entrenan tarde en la noche, podría ser útil replantear tu horario.
Un nuevo estudio a gran escala sugiere que hacer ejercicio demasiado cerca de la hora de dormir podría estar afectando tu sueño más de lo que te das cuenta. Los investigadores analizaron datos de casi 15,000 personas y encontraron un claro vínculo entre los entrenamientos nocturnos, particularmente aquellos de alta intensidad, y la mala calidad del sueño. Los hallazgos muestran que las personas que hacían ejercicio dentro de las cuatro horas antes de dormir eran más propensas a experimentar un retraso en el inicio del sueño, una reducción en el tiempo total de sueño y un aumento en la frecuencia cardíaca en reposo durante la noche.

Esto es significativo, porque desafía la idea previamente aceptada de que solo las últimas dos horas antes de dormir eran una zona potencialmente peligrosa para los fanáticos del fitness. Esta nueva investigación amplía esa ventana, planteando preguntas sobre cuánto tiempo realmente necesita el cuerpo para recuperarse antes de poder relajarse para descansar.
Los vaqueros que llevas están afectando a tu espalda
Aumenta la energía y ayuda a conciliar el sueño.
El problema radica en cómo el cuerpo responde a la actividad física intensa. Los entrenamientos de alta intensidad elevan la temperatura corporal central, aumentan la adrenalina y elevan la frecuencia cardíaca, todo lo cual puede interrumpir el proceso natural de relajación del cuerpo. En lugar de cambiar a un modo de descanso, tu cuerpo permanece alerta, activo y enérgico mucho después de que termina tu entrenamiento, y eso resulta poco ideal cuando intentas sumergirte en un sueño profundo y reparador.
Por supuesto, no todos responden de la misma manera; algunas personas pueden hacer ejercicio tarde y seguir durmiendo como un tronco. Pero para muchos, los entrenamientos nocturnos pueden contribuir silenciosamente a esas noches frustrantes de dar vueltas en la cama. Si has estado luchando por obtener un sueño de calidad, podría ser útil examinar más de cerca cuándo estás ejercitándote.
No es inherentemente malo; muchos estudios han demostrado que el ejercicio de intensidad moderada por la noche no afecta negativamente el sueño. Además, algunas investigaciones sugieren que los entrenamientos nocturnos pueden mejorar la calidad del sueño al aumentar el sueño profundo y potencialmente ayudar a dormir más rápido.
El ejercicio vigoroso y el sueño, especialmente cerca de la hora de dormir, pueden aumentar la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal, lo que puede dificultar conciliar el sueño o provocar interrupciones del sueño. Las diferencias individuales hacen que algunas personas respondan de manera diferente a los entrenamientos nocturnos, y algunos pueden encontrar más fácil relajarse y dormir después del ejercicio en la tarde.

Los expertos ahora recomiendan mover los entrenamientos a horas más tempranas del día, idealmente por la mañana o a primera hora de la tarde, para dar al cuerpo suficiente tiempo para refrescarse y relajarse. Si las noches son tu única opción, intenta realizar movimientos más ligeros y de bajo impacto, como yoga, estiramientos o una caminata rápida, en lugar de levantamiento de pesas pesadas o entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT). También es bueno prestar atención a tus datos de sueño si usas un rastreador; esto puede ayudarte a notar patrones y identificar lo que funciona (o no). En general, si decides ejercitarte por la noche, se recomienda evitar la actividad intensa dentro de 1-2 horas antes de dormir.
También es aconsejable incluir un enfriamiento después de tu entrenamiento para ayudar a tu cuerpo a regresar a un estado de descanso. La conclusión es que el momento en que te ejercitas podría ser tan crucial como cómo te ejercitas. Así que si estás haciendo todo lo demás correctamente durante el día pero aún despiertas adormilado y fatigado, un simple cambio de horario podría ser la clave para desbloquear un mejor sueño y sentirte aún mejor al día siguiente.