Causas, síntomas y tratamientos de la depresión

CUIDADO DE LA SALUD MENTAL

 Causas, síntomas y tratamientos

La depresión, o trastorno depresivo mayor, es una enfermedad mental caracterizada por un sentimiento abrumador de tristeza, aislamiento y desesperación que afecta a la forma de pensar, sentir y funcionar de una persona. Aunque la tristeza, la soledad y el dolor forman parte normal de la experiencia humana, la depresión es un trastorno diagnosticable que puede interferir significativamente en la vida diaria de una persona e incluso provocar pensamientos suicidas.

En 2020, se calcula que 21 millones de adultos en Estados Unidos, es decir, el 8,4% de todos los adultos estadounidenses, sufrieron al menos un episodio depresivo mayor, según el Instituto Nacional de Salud Mental (se abre en una nueva pestaña) (NIMH). La depresión puede afectar a personas de todas las edades, razas y clases socioeconómicas, y puede aparecer en cualquier momento. Los jóvenes de 18 a 25 años son los que más episodios depresivos graves han sufrido (17%).

La depresión también es un problema importante en la población adolescente, ya que se calcula que 4,1 millones de adolescentes de entre 12 y 17 años sufren al menos un episodio depresivo grave. Esta cifra representa el 17% de la población estadounidense de 12 a 17 años, lo que está a la par de las tasas experimentadas por los adultos de 18 a 25 años.

Las estadísticas del NIMH también indican que la depresión es mayor entre las mujeres adultas (10,5%) que entre los hombres (6,2%), aunque es menos probable que los hombres informen de síntomas de salud mental debido a prejuicios sociales y médicos, según el American Journal of Men's Mental Health (se abre en una nueva pestaña).

Depresión: Síntomas

Las personas con depresión pueden experimentar diversos síntomas, pero lo más frecuente es "un profundo sentimiento de tristeza o una marcada pérdida de interés o placer en las actividades cotidianas", según la Asociación Americana de Psiquiatría (se abre en una nueva pestaña). Otros síntomas de la depresión pueden ser:

  • Irritabilidad, agitación o inquietud
  • Disminución del deseo sexual
  • Incapacidad para centrarse, concentrarse o tomar decisiones
  • Insomnio o dormir demasiado
  • Cambios en el apetito y/o el peso, comer demasiado o muy poco
  • Cansancio y falta de energía
  • Llantos inexplicables
  • Síntomas físicos inexplicables, como dolores de cabeza o corporales.
  • Sentimientos de desesperanza o inutilidad
  • Aislamiento de situaciones sociales y actividades normales
  • Pensamientos de muerte o suicidio

Depresión: Causas

Las causas de la depresión no se conocen del todo, pero los científicos creen que una combinación de factores bioquímicos, genéticos y ambientales puede hacer a una persona más susceptible de padecerla, según un artículo publicado en Harvard Health (se abre en una nueva pestaña).

Ciertas afecciones médicas también pueden desencadenar la depresión, como una glándula tiroides hipoactiva, cáncer, cardiopatías, dolores prolongados y otras enfermedades importantes. La depresión de origen hormonal puede surgir tras el parto o en la menopausia. Algunos medicamentos pueden provocar síntomas de depresión.

"La depresión puede ser leve, moderada o grave", explica la doctora Deborah Lee, médico y escritora de Dr Fox Online Pharmacy (opens in new tab) en Inglaterra. "Puede estar relacionada con el consumo de alcohol o drogas, la soledad o el estrés vital, como la ruptura de una relación o el desempleo", explica a Live Science.

Depresión: Diagnóstico

Para diagnosticar un trastorno depresivo, los médicos pueden preguntar a los pacientes por su historial médico familiar, su estado de ánimo y sus pautas de comportamiento (como comer y dormir) y sus pensamientos suicidas. También pueden pedir a los pacientes que informen sobre sus síntomas de depresión en un cuestionario impreso.

"Se diagnostica depresión cuando una persona se siente baja de ánimo, desesperanzada y desesperanzada durante un periodo prolongado de semanas o meses", explica Lee.

Según las directrices establecidas por la Asociación Americana de Psiquiatría (se abre en una nueva pestaña), la persona debe mostrar cinco o más de los síntomas (enumerados anteriormente) durante al menos dos semanas. La persona también debe mostrar un estado de ánimo deprimido o pérdida de interés o placer.

Las directrices también enumeran varios factores de riesgo que pueden influir en el hecho de que una persona corra un alto riesgo de depresión, entre ellos

  • Autoestima: Las personas con baja autoestima, que se sienten fácilmente abrumadas por el estrés o que son pesimistas en general parecen tener más probabilidades de sufrir depresión.
  • Entorno: Si una persona está expuesta a la violencia, el abandono, los malos tratos o la pobreza, puede ser más vulnerable a la depresión.
  • Genética: La depresión puede ser hereditaria. Por ejemplo, si un gemelo idéntico sufre depresión, el otro tiene un 70% de probabilidades de padecer la enfermedad en algún momento de su vida.

Los médicos también deben asegurarse de que no existe una causa subyacente de estos síntomas, como un problema de tiroides o un efecto secundario de un fármaco o medicamento. Por ello, los médicos pueden solicitar un análisis de sangre o examinar la tiroides para asegurarse de que funciona correctamente, según la Clínica Mayo (se abre en una nueva pestaña).

"El primer puerto de escala para alguien que cree que puede estar deprimido suele ser un médico, que puede diagnosticar formalmente la enfermedad o remitirlo a un profesional de la salud mental, como un psiquiatra o un psicólogo, dependiendo del nivel de complejidad", explica Lynne Green, psicóloga clínica consultora y directora clínica de Kooth (se abre en una nueva pestaña), una plataforma digital de bienestar mental.

"Hay algunas diferencias en función de la edad", explica Green a Live Science. "Los niños pueden presentar más irritabilidad que bajo estado de ánimo, y los adultos mayores suelen presentar síntomas físicos. Por eso es importante buscar el consejo de un especialista".

Los médicos también se fijarán en si "los síntomas causan angustia clínicamente significativa o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento", dijo.

Depresión: Tratamiento

Si no se trata, la depresión mayor puede desencadenar una cadena de consecuencias sociales, emocionales y sanitarias que se suman al estrés general de los pacientes, que pueden incluir abuso de alcohol o drogas, ansiedad, aislamiento social, conflictos en las relaciones, dificultades laborales o escolares o suicidio. Una revisión de 2019 en la revista Alcohol Research (se abre en una nueva pestaña) descubrió que de las personas en tratamiento por trastorno por abuso de alcohol, casi un tercio cumplía criterios de trastorno depresivo mayor en el último año, lo que indica un fuerte vínculo entre el abuso de alcohol y la depresión.

Meg Arroll (opens in new tab), psicóloga colegiada en Inglaterra y autora de "TinyTraumas (opens in new tab) " (Thorsons, 2023), afirma que es importante que las personas participen activamente en su plan de tratamiento y cuidados.

"Se discutirán diversas opciones de tratamiento y se tendrá en cuenta la preferencia del paciente", declaró a Live Science.

El tratamiento de la depresión puede incluir psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos.

Medicamentos: Los fármacos recetados, llamados antidepresivos, ayudan a alterar el estado de ánimo al afectar a las sustancias químicas naturales del cerebro. Hay varias categorías de antidepresivos, pero los médicos suelen empezar con una clase de fármacos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y pueden probar otros medicamentos si el estado del paciente no mejora. Estos fármacos tardan en hacer efecto, y el Instituto Nacional de Salud Mental (se abre en una nueva pestaña) aconseja que síntomas como los problemas de sueño, apetito y concentración mejoren antes que el estado de ánimo, normalmente en un plazo de cuatro a ocho semanas.

Los ISRS actúan sobre la serotonina del cerebro, una sustancia química de señalización (neurotransmisor) que, según los estudios, está implicada en la depresión. Esta clase de medicamentos incluye la fluoxetina (conocida comúnmente como Prozac), la sertralina (Zoloft), la paroxetina (Paxil), el escitalopram (Lexapro) y el citalopram (Celexa), según la Food and Drug Administration (abre en nueva pestaña). Los efectos secundarios, que suelen ser temporales, incluyen cambios en el deseo sexual, problemas digestivos, dolor de cabeza, insomnio y nerviosismo.

Otras clases de antidepresivos que figuran en la lista de la FDA son los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN) y los inhibidores de la recaptación de norepinefrina y dopamina (IRND). También hay antidepresivos tricíclicos y tetracíclicos.

Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), los antagonistas del N-metil D-aspartato (NMDA) y los moduladores positivos de los receptores de ácido gamma-aminobutírico (GABA)-A de esteroides neuroactivos suelen recetarse menos, ya que conllevan modificaciones del estilo de vida. Los IMAO interaccionan mal con alimentos como el queso, el vino y los alimentos ricos en proteínas que han sido envejecidos, así como con algunos medicamentos para el resfriado y la gripe.

Psicoterapia: También conocida como terapia de conversación o asesoramiento, este tratamiento ha demostrado ayudar a algunos pacientes con depresión. Una investigación publicada en World Psychiatry (se abre en una nueva pestaña) en 2020 sugiere que la combinación de psicoterapia y medicación funciona mejor en el tratamiento de la depresión.

Entre los distintos tipos de psicoterapia se encuentran la cognitivo-conductual, que ayuda a la persona a cambiar los patrones de pensamiento negativos y sustituirlos por otros más saludables, y la interpersonal, diseñada para ayudar a la persona a entender y superar las relaciones difíciles, según el Instituto Nacional de Salud Mental (se abre en una nueva pestaña). Otra forma de psicoterapia es la de resolución de problemas, que consiste en encontrar soluciones realistas para afrontar situaciones estresantes.

Según Green, la depresión no aparece de la noche a la mañana, sino que es un trastorno de larga duración: "Se desarrolla a lo largo de muchas semanas, meses y a veces años". "Cuidar nuestro bienestar cuando estamos 'bien', en lugar de esperar a estar mal, es realmente importante, y hay muchos servicios especializados en este apoyo preventivo".

Información adicional de Cari Nierenberg, colaboradora de Live Science

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