Los problemas de la leche cruda sin pasteurizar
Problemas de la leche cruda: ¿por qué beber leche sin pasteurizar se ha convertido en tendencia?
Como ya sabrás, hace años que la leche que tomamos a diario está pasteurizada. Es decir, ha seguido un procedimiento para eliminar las bacterias perjudiciales que pueda tener que la hacen apta para el consumo humano. Aunque este es un avance evidente de la ciencia del que llevamos disfrutando años, en Estados Unidos la última moda es volver atrás en el tiempo para retomar los productos cuanto más naturales mejor. Esto les ha llevado a consumir leche cruda, es decir, sin pasteurizar, un alimento que se está vendiendo cada vez más y que comenzó a comercializarse en Silicon Valey.
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Pero a pesar de ser una moda cada vez más extendida –suponemos que no tardará en extenderse en nuestro país–, los expertos no hacen más que alertar de sus peligros, que son muchos más que los beneficios que prometen sus defensores.
Problemas de la leche cruda
El principal problema es evidente. Cuando una leche no ha sido pasteurizada, conserva todas las bacterias que pueda contener al salir directamente desde el animal. Estas bacterias son capaces de provocarnos desde un malestar de estómago a problemas graves y enfermedades que pueden llegar a ser mortales. Por esta razón, los médicos y especialistas en nutrición advierten de lo peligroso que puede ser comprar leche que solo ha pasado por un proceso de embotellamiento, sin que nadie compruebe su composición o si su consumo es saludable.
Por otro lado, los defensores de este producto aseguran que de este modo están aportando a su cuerpo nutrientes y vitaminas que de otra forma serían eliminados de la leche. En cambio, este aporte no parece ser relevante, tal como aseguran los expertos, como para poner en riesgo nuestra salud.
¿De dónde viene esta tendencia de beber leche cruda?
Esta moda es el resultado de una vuelva lo natural y de la búsqueda de una alimentación cada vez más sana y sin aditivos, olvidando que puede llegar a ser contraproducente. Además, en los procesos de pasteurización no se añaden aditivos a la leche ni se hace menos saludable.
Por todas estas razones, la venta de esta leche está prohibida en más de 20 estados de Estados Unidos, donde la solución que han encontrado los defensores de esta corriente es un programa llamado “manadas compartidas”, en el que un número de personas comparten vacas lecheras para poder ordeñarlas y beber su leche (cruda) sin tener que comprarla.
Jennifer McGruther es una autora estadounidense de libros de cocina además de blogger, y también es una de las seguidoras de esta corriente que se ha unido a una de estas manadas compartidas. Ella afirma que la calidad de leche no solo es mayor cuando no está pasteurizada gracias a los nutrientes que contiene, si no que además, su sabor es distinto. “Posee riqueza y sabe diferente según las estaciones del año. Mi hijo de cuatro años se echa a llorar si le doy leche pasteurizada”, cuenta.
McGruther sabe que este es un tema polémico y, de hecho, la mayoría de la gente que acude a su blog, que tiene más de 500.000 lectores, lo hace para informarse sobre la leche cruda, sobre por qué es bueno tomarla o dónde la pueden encontrar.
No hay duda de que la fiebre de los alimentos orgánicos ha tenido mucho que ver el esta nueva moda de la leche cruda. Tras el auge de la alimentación ecológica y luego orgánica, la gente cada vez busca más un producto cuyo origen conozca y haya sufrido ningún proceso que lo haya modificado. Es decir, que su esencia no haya sido modificada por el hombre. “La pasteurización da uniformidad a la comida, pero la comida no es uniforme”, afirma McGruther.
Como ocurre con la mayoría de las tendencias, el desconocimiento o la falta de sentido común pueden convertir una tendencia que pretendía ser saludable en un riesgo para la salud. La importancia de la pasteurización es indudable. La salmonela, el E. coli o la listeria son solo algunas de las bacterias que podemos encontrar en la leche cruda sin pasteurizar y que pueden provocarnos graves enfermedades.
Por este motivo, una autoridad del servicio de seguridad alimentaria de Estados Unidos comparó beber leche cruda con “jugar a la ruleta rusa”. Nunca sabes cuándo vas a beber el vaso de leche que contiene una bacteria peligrosa. Y una prueba de que estas enfermedades son reales es que las enfermedades relacionadas con la leche sin tratar se han disparado desde que comenzó a popularizarse esta tendencia. Dos personas de Nueva York murieron tras consumir un queso hecho con leche sin pasteurizar.
Los problemas de la leche cruda son evidentes, por mucho que sus defensores aseguren que solo obtienen beneficios de esta leche. Suponemos que, si esta tendencia sigue creciendo, se endurecerán las leyes al respecto para controlar su consumo.
