Cómo freír el huevo perfecto

PARECE SENCILLO

huevo perfecto

Parece fácil, pero no lo es, en absoluto. Te enseñamos cómo freír el huevo perfecto.

¿Cuántas veces hemos escuchado decirle a alguien a otro, de modo despectivo aludiendo a su inutilidad en ciertos aspectos físicos o mentales, "Tú es que no sabes ni freír un huevo"? ¿Cuántas? Muchas. Y seguramente, mucha gente que ha dicho eso en voz alta, no se ha parado a pensar en lo complicado que es, sin duda, freír un huevo. No solo freír un huevo... Freír un huevo y que quede PERFECTO. Para un cocinero principiante, freír un huevo puede ser una odisea. Sí, es bien sencillo llenar una sartén con aceite, encender el fuego, soltar el huevo y esperar a que se fría, pero no será un huevo perfecto. Sí que es verdad que eso de ''perfecto'' es un poco subjetivo: habrá quien prefiera la yema cuajada o la clara un poco quemada por los bordes, pero aquí vamos a jugar con la generalidad y asumamos que un huevo perfecto es aquel que tiene la clara completamente hecha y la yema líquida pero no cruda, para que podamos mojar pan en ella. Comenzamos.

  1. Poner en la sartén aceite abundante, aunque tampoco como para hacer una piscina: debéis tener en cuenta que debe haber aceite suficiente como para poder echarlo sobre la yema con ayuda de una espumadera, elemento básico de cualquier cocina.
  2. Encender el fuego (a ver, si no hacéis esto...)
  3. Cascar el huevo, con cuidado de que la yema no se parta: para esto debéis cascar el huevo muy cerca del aceite para que la yema, al caer, no se rompa.
  4. Hay que echar el huevo, y esto es importante, cuando el aceite no esté caliente. ¡Blasfemia! Dirán muchos. Si echáis el huevo cuando el aceite esté hirviendo, la clara se quemará y la yema se cuajará en cuestión de segundos y no queremos eso.
  5. Cuando veáis que la clara se está haciendo (quedará, os lo aseguro, como de foto, redonda y blanca) os ayudaréis de una espumadera y echaréis aceite sobre la yema, sin pasaros, solo para que se cuaje un poco y el resto quede líquida.
  6. Cuando veáis que la clara se ha hecho entera, retiráis el huevo y lo colocáis sobre un plato con papel secante para eliminar los restos de aceite.
  7. ¡A comer!

Ya podéis presumir de hacer el huevo perfecto. En cuanto le cojáis el truco, será muy sencillo. Y ya nadie os podrá decir que no sabéis freír un huevo.

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