Todo lo que debe saber sobre la neumonía

La neumonía es una infección causada por bacterias, virus u hongos. Provoca la inflamación de los alvéolos de uno o ambos pulmones. Estos sacos, llamados alvéolos, se llenan de líquido o pus, lo que dificulta la respiración.

Tanto la neumonía vírica como la bacteriana son contagiosas. Esto significa que pueden propagarse de una persona a otra a través de la inhalación de gotitas en el aire procedentes de un estornudo o una tos.

También puede contraer estos tipos de neumonía al entrar en contacto con superficies u objetos contaminados con bacterias o virus causantes de neumonía.

Se puede contraer la neumonía fúngica del medio ambiente. No se transmite de una persona a otra.

La neumonía se clasifica a su vez en función del lugar o la forma en que se adquirió:

  • Neumonía adquirida en el hospital (HAP). Este tipo de neumonía bacteriana se adquiere durante una estancia hospitalaria. Puede ser más grave que otros tipos, ya que las bacterias implicadas pueden ser más resistentes a los antibióticos.
  • Neumonía adquirida en la comunidad (NAC). Se refiere a la neumonía que se adquiere fuera de un entorno médico o institucional.
  • Ventilator-associated pneumonia (VAP). Cuando las personas que utilizan un ventilador contraen neumonía, se denomina VAP.
  • Neumonía por aspiración. La inhalación de bacterias en los pulmones a través de la comida, la bebida o la saliva puede causar neumonía por aspiración. Es más probable que ocurra si tiene problemas para tragar o si está demasiado sedado por el consumo de medicamentos, alcohol u otras drogas.

Neumonía

andante

La neumonía andante es un caso más leve de neumonía. Es posible que las personas con neumonía andante ni siquiera sepan que la padecen. Sus síntomas pueden parecerse más a los de una infección respiratoria leve que a los de una neumonía. Sin embargo, la neumonía andante puede requerir un periodo de recuperación más largo.

Los síntomas de la neumonía andante pueden incluir cosas como:

  • fiebre leve
  • tos seca de más de una semana de duración
  • escalofríos
  • dificultad para respirar
  • dolor torácico
  • disminución del apetito

Los virus y las bacterias, como Streptococcus pneumoniae o Haemophilus influenzae, suelen causar neumonía. Sin embargo, en la neumonía andante, la bacteria Mycoplasma pneumoniae es la más común.

Estadios de la neumonía

La neumonía puede clasificarse en función de la zona de los pulmones a la que afecte:

Bronconeumonía

La bronconeumonía puede afectar a zonas de ambos pulmones. A menudo se localiza cerca o alrededor de los bronquios. Éstos son los conductos que van de la tráquea a los pulmones.

Neumonía lobar

La neumonía lobar afecta a uno o varios lóbulos pulmonares. Cada pulmón está formado por lóbulos, que son secciones definidas del pulmón.

La neumonía lobar puede dividirse en cuatro fases en función de su evolución:

  • Congestión. El tejido pulmonar parece pesado y congestionado. En los sacos aéreos se ha acumulado líquido lleno de organismos infecciosos.
  • Hepatización roja. Los glóbulos rojos y las células inmunitarias han entrado en el líquido. Esto hace que los pulmones tengan un aspecto rojo y sólido.
  • Hepatización gris. Los glóbulos rojos han empezado a descomponerse, mientras que las células inmunitarias permanecen. La descomposición de los glóbulos rojos provoca un cambio de color, de rojo a gris.
  • Resolución. Las células inmunitarias han empezado a eliminar la infección. Una tos productiva ayuda a expulsar el líquido restante de los pulmones.

Síntomas

Los síntomas de la neumonía pueden ser desde leves hasta potencialmente mortales. Pueden incluir:

  • tos que puede producir flema (mucosidad)
  • fiebre
  • sudoración o escalofríos
  • dificultad para respirar al realizar actividades normales o incluso en reposo
  • dolor torácico que empeora al respirar o toser
  • sensación de cansancio o fatiga
  • pérdida de apetito
  • náuseas o vómitos
  • dolores de cabeza

Otros síntomas pueden variar en función de su edad y estado general de salud:

  • Los lactantes pueden parecer asintomáticos, pero a veces pueden vomitar, carecer de energía o tener problemas para beber o comer.
  • Los niños menores de 5 años pueden presentar respiración acelerada o sibilancias.
  • Los adultos mayores pueden presentar síntomas más leves. También pueden experimentar confusión o una temperatura corporal más baja de lo normal.

Causas

La neumonía se produce cuando los gérmenes penetran en los pulmones y causan una infección. La reacción del sistema inmunitario para eliminar la infección provoca la inflamación de los alvéolos pulmonares. Esta inflamación puede acabar provocando que los alvéolos se llenen de pus y líquidos, causando síntomas de neumonía.

Varios tipos de agentes infecciosos pueden causar neumonía: bacterias, virus y hongos.

Neumonía bacter

iana

La causa más frecuente de neumonía bacteriana es Streptococcus pneumoniae. Otras causas son:

  • Mycoplasma pneumoniae
  • Haemophilus influenzae
  • Legionella pneumophila

Neumonía vírica

Los virus respiratorios suelen ser la causa de la neumonía. Algunos ejemplos de infecciones víricas que pueden causar neumonía son:

  • influenza (gripe)
  • virus respiratorio sincitial (VRS)
  • rinovirus (resfriado común)
  • infección por el virus de la parainfluenza humana (VPH)
  • infección por metapneumovirus humano (HMPV)
  • sarampión
  • varicela (virus varicela-zóster)
  • infección por adenovirus
  • infección por coronavirus
  • infección por SARS-CoV-2 (el virus que causa COVID-19)

Aunque los síntomas de la neumonía vírica y bacteriana son muy similares, la neumonía vírica suele ser más leve. Puede mejorar en 1 a 3 semanas sin tratamiento.

Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, las personas con neumonía vírica corren el riesgo de desarrollar neumonía bacteriana.

Neumonía fúngica

Los hongos del suelo o los excrementos de las aves pueden causar neumonía. Suelen causar neumonía en personas con sistemas inmunitarios debilitados. Algunos ejemplos de hongos que pueden causar neumonía son:

  • Pneumocystis jirovecii
  • Especies de Cryptococcus
  • Especies de histoplasmosis

Factores de riesgo

Cualquier persona puede contraer neumonía, pero determinados grupos tienen un riesgo más elevado. Estos grupos son:

  • bebés desde el nacimiento hasta los 2 años
  • personas de 65 años o más
  • personas con sistemas inmunitarios debilitados debido a:
    • embarazo
    • VIH
    • el uso de determinados medicamentos, como esteroides o ciertos fármacos contra el cáncer
  • personas con ciertas afecciones médicas crónicas, como:
    • asma
    • fibrosis quística
    • diabetes
    • EPOC
    • insuficiencia cardíaca
    • anemia falciforme
    • enfermedad hepática
    • enfermedad renal
  • personas que hayan estado o estén hospitalizadas recientemente, sobre todo si estaban o están conectadas a un respirador artificial
  • personas que hayan padecido algún trastorno cerebral que pueda afectar a la capacidad de tragar o toser, como por ejemplo
    • ictus
    • traumatismo craneal
    • demencia
    • enfermedad de Parkinson
  • personas que han estado expuestas regularmente a irritantes pulmonares, como la contaminación atmosférica y los gases tóxicos, especialmente en el trabajo
  • personas que viven hacinadas, como en una cárcel o en una residencia de ancianos
  • los fumadores, que dificultan la eliminación de la mucosidad de las vías respiratorias
  • las personas que consumen drogas o alcohol en grandes cantidades, lo que debilita el sistema inmunitario y aumenta las probabilidades de inhalar saliva o vómito en los pulmones debido a la sedación.

Diagnóstico

Su médico empezará por elaborar su historial médico. Le hará preguntas sobre cuándo aparecieron sus primeros síntomas y sobre su estado de salud en general.

A continuación le harán una exploración física. Para ello, le auscultarán los pulmones con un estetoscopio en busca de ruidos anormales, como crepitaciones.

En función de la gravedad de los síntomas y del riesgo de complicaciones, el médico también puede solicitar una o varias de estas pruebas:

Radiografía de tórax

Una radiografía ayuda a su médico a buscar signos de inflamación en el tórax. Si hay inflamación, la radiografía también puede informar a su médico sobre su localización y extensión.

Hemocultivo

Esta prueba utiliza una muestra de sangre para confirmar una infección. El cultivo también puede ayudar a identificar la causa de su enfermedad.

Cultivo de

esputo

Durante un cultivo de esputo, se recoge una muestra de moco después de toser profundamente. A continuación, se envía a un laboratorio para ser analizada e identificar la causa de la infección.

Pulsioximetría

Una pulsioximetría mide la cantidad de oxígeno en la sangre. Un sensor colocado en uno de sus dedos puede indicar si sus pulmones están transportando suficiente oxígeno a través del torrente sanguíneo.

TAC

El TAC ofrece una imagen más clara y detallada de los pulmones.

Muestra de líquido

Si el médico sospecha que hay líquido en el espacio pleural del tórax, puede tomar una muestra de líquido con una aguja colocada entre las costillas. Esta prueba puede ayudar a identificar la causa de la infección.

Broncoscopia

La broncoscopia examina las vías respiratorias de los pulmones. Para ello se utiliza una cámara situada en el extremo de un tubo flexible que se introduce suavemente por la garganta hasta llegar a los pulmones.

Su médico puede realizar esta prueba si sus síntomas iniciales son graves o si está hospitalizado y no responde bien a los antibióticos.

Tratamiento

Su tratamiento dependerá del tipo de neumonía que padezca, de su gravedad y de su estado general de salud.

Medicamentos con receta

Su médico puede recetarle un medicamento para ayudarle a tratar la neumonía. Lo que le receten dependerá de la causa específica de su neumonía.

Los antibióticos orales pueden tratar la mayoría de los casos de neumonía bacteriana. Tome siempre todos los antibióticos, aunque empiece a encontrarse mejor. No hacerlo puede impedir que la infección desaparezca, y puede ser más difícil de tratar en el futuro.

Los antibióticos no funcionan con los virus. En algunos casos, el médico puede recetar un antivírico. Sin embargo, muchos casos de neumonía vírica desaparecen por sí solos con cuidados domiciliarios.

Los medicamentos antifúngicos se utilizan para tratar la neumonía fúngica. Es posible que tenga que tomar esta medicación durante varias semanas para eliminar la infección.

Medicamentos de venta libre

Su médico también puede recomendarle medicamentos de venta libre (OTC) para aliviar el dolor y la fiebre, según sea necesario. Estos pueden incluir:

  • aspirina
  • ibuprofeno (Advil, Motrin)
  • paracetamol (Tylenol)

Su médico también puede recomendarle un antitusígeno para calmar la tos y que pueda descansar. Ten en cuenta que la tos ayuda a eliminar líquido de los pulmones, por lo que no debes eliminarla por completo.

Remedios caseros

Aunque los remedios caseros no tratan realmente la neumonía, hay algunas cosas que puede hacer para aliviar los síntomas.

La tos es uno de los síntomas más frecuentes de la neumonía. Algunas formas naturales de aliviar la tos son hacer gárgaras con agua salada o beber té de menta.

Las compresas frías pueden aliviar la fiebre. Beber agua caliente o tomar un buen plato de sopa caliente puede ayudar a aliviar los escalofríos. Aquí tienes más remedios caseros que puedes probar.

Puedes ayudar a tu recuperación y prevenir una recurrencia descansando mucho y bebiendo mucho líquido.

Aunque los remedios caseros pueden ayudar a aliviar los síntomas, es importante seguir el plan de tratamiento. Tome los medicamentos recetados según las indicaciones.

Hospitalización

Si sus síntomas son muy graves o tiene otros problemas de salud, puede ser necesario hospitalizarle. En el hospital, los médicos pueden controlar su frecuencia cardiaca, temperatura y respiración. El tratamiento hospitalario puede incluir:

  • antibióticos inyectados en vena
  • terapia respiratoria, que consiste en administrar medicamentos específicos directamente en los pulmones o en enseñar a realizar ejercicios respiratorios para maximizar la oxigenación
  • oxigenoterapia para mantener los niveles de oxígeno en el torrente sanguíneo (a través de una sonda nasal, una mascarilla facial o un respirador, según la gravedad).

Complicaciones

La neumonía puede causar complicaciones, sobre todo en personas con sistemas inmunitarios debilitados o enfermedades crónicas, como la diabetes.

Las complicaciones pueden incluir:

  • Empeoramiento de enfermedades crónicas. Si padece ciertas enfermedades preexistentes, la neumonía puede agravarlas. Entre ellas se encuentran la insuficiencia cardiaca congestiva y el enfisema. En determinadas personas, la neumonía aumenta el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.
  • Bacteremia. Las bacterias de la neumonía pueden extenderse al torrente sanguíneo. Esto puede provocar una presión arterial peligrosamente baja, un shock séptico y, en algunos casos, un fallo orgánico.
  • Abscesos pulmonares. Son cavidades en los pulmones que contienen pus. Pueden tratarse con antibióticos. A veces pueden requerir drenaje o cirugía para eliminar el pus.
  • Dificultad para respirar. Puede tener problemas para obtener suficiente oxígeno al respirar. Es posible que necesite utilizar un respirador.
  • Síndrome de dificultad respiratoria aguda. Es una forma grave de insuficiencia respiratoria. Es una emergencia médica.
  • Derrame pleural. Si no se trata la neumonía, puede aparecer líquido alrededor de los pulmones en la pleura, lo que se denomina derrame pleural. La pleura es una membrana fina que recubre el exterior de los pulmones y el interior de la caja torácica. El líquido puede infectarse y es necesario drenarlo.
  • Daños renales, cardíacos y hepáticos. Estos órganos pueden resultar dañados si no reciben suficiente oxígeno o si se produce una reacción exagerada del sistema inmunitario a la infección.
  • Muerte. En algunos casos, la neumonía puede ser mortal. Según los CDC, casi 44,000 personas en los Estados Unidos murieron de neumonía en 2019.

Prevención

En muchos casos, la neumonía puede prevenirse.

Vacunación

La primera línea de defensa contra la neumonía es vacunarse. Hay varias vacunas que pueden ayudar a prevenir la neumonía.

Prevnar 13 y Pneumovax 23

Estas dos vacunas contra la neumonía ayudan a proteger frente a la neumonía y la meningitis causadas por la bacteria neumocócica. Su médico puede decirle cuál es la mejor para usted.

Prevnar 13

es eficaz contra 13 tipos de bacterias neumocócicas. Los CDC recomiendan esta vacuna para:
  • niños menores de 2 años
  • personas de 2 a 64 años con enfermedades crónicas que aumenten el riesgo de neumonía
  • adultos mayores de 65 años, por recomendación de su médico

Neumovax 23

es eficaz contra 23 tipos de bacterias neumocócicas. Los CDC la recomiendan para:
  • adultos mayores de 65 años
  • adultos de 19 a 64 años que fuman
  • personas de entre 2 y 64 años con enfermedades crónicas que aumentan el riesgo de neumonía

Vacuna antigripal

La neumonía puede ser a menudo una complicación de la gripe, así que asegúrese también de vacunarse anualmente. Los CDC recomiendan que se vacunen todas las personas a partir de los 6 meses de edad, especialmente aquellas que puedan correr el riesgo de sufrir complicaciones derivadas de la gripe.

Vacuna contra la Hib

Esta vacuna protege contra Haemophilus influenzae tipo b (Hib), un tipo de bacteria que puede causar neumonía y meningitis. Los CDC recomiendan esta vacuna para:

  • todos los niños menores de 5 años
  • los niños mayores no vacunados o los adultos que padezcan determinadas enfermedades
  • las personas que han recibido un trasplante de médula ósea

Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, las vacunas contra la neumonía no previenen todos los casos de esta enfermedad.

Pero si está vacunado, es probable que tenga una enfermedad más leve y breve, así como un menor riesgo de complicaciones.

Otros consejos de prevención

Además de la vacunación, hay otras cosas que puede hacer para evitar la neumonía:

  • Si fuma, intente dejarlo. Fumar le hace más susceptible a las infecciones respiratorias, especialmente a la neumonía.
  • Lávese regularmente las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos.
  • Cúbrase al toser y estornudar. Deseche inmediatamente los pañuelos usados.
  • Mantenga un estilo de vida saludable para reforzar su sistema inmunitario. Descanse lo suficiente, siga una dieta equilibrada y haga ejercicio con regularidad.

Junto con la vacunación y otras medidas de prevención, puede ayudar a reducir el riesgo de contraer neumonía. Aquí tiene más consejos de prevención.

¿Es curable la neumonía?

Diversos agentes infecciosos causan neumonía. Con un reconocimiento y un tratamiento adecuados, muchos casos de neumonía pueden resolverse sin complicaciones.

En el caso de las infecciones bacterianas, suspender los antibióticos antes de tiempo puede hacer que la infección no desaparezca por completo. Esto significa que la neumonía podría reaparecer.

Dejar de tomar antibióticos antes de tiempo también puede contribuir a la resistencia a los antibióticos. Las infecciones resistentes a los antibióticos son más difíciles de tratar.

La neumonía vírica suele resolverse en 1 a 3 semanas con tratamiento domiciliario. En algunos casos, puede necesitar antivirales.

Los medicamentos antifúngicos tratan la neumonía fúngica. Puede requerir un periodo de tratamiento más largo.

Neumonía en el embarazo

La neumonía que se produce durante el embarazo se denomina neumonía materna. Las embarazadas tienen más riesgo de desarrollar afecciones como la neumonía. Esto se debe a la supresión natural del sistema inmunitario que se produce durante el embarazo.

Los síntomas de la neumonía no difieren según el trimestre. Sin embargo, es posible que algunos de ellos los notes más al final del embarazo debido a otras molestias que puedas tener.

Si estás embarazada, ponte en contacto con tu médico en cuanto empieces a experimentar síntomas de neumonía. La neumonía materna puede provocar diversas complicaciones, como parto prematuro y bajo peso al nacer.

Neumonía en niños

La neumonía puede ser una afección infantil bastante común. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), aproximadamente 1 de cada 71 niños de todo el mundo contrae neumonía cada año.

Las causas de la neumonía infantil pueden variar según la edad. Por ejemplo, la neumonía debida a virus respiratorios, Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae es más frecuente en niños menores de 5 años.

La neumonía debida a Mycoplasma pneumoniae se observa con frecuencia en niños de entre 5 y 13 años. Mycoplasma pneumoniae es una de las causas de la neumonía deambulatoria. Es una forma más leve de neumonía.

Acude a tu pediatra si notas que tu hijo:

  • tiene problemas para respirar
  • carece de energía
  • tiene cambios en el apetito

La neumonía puede volverse peligrosa rápidamente, sobre todo en niños pequeños. He aquí cómo evitar complicaciones.

Perspectivas

La mayoría de las personas responden al tratamiento y se recuperan de la neumonía. Al igual que el tratamiento, el tiempo de recuperación dependerá del tipo de neumonía que padezca, de su gravedad y de su estado general de salud.

Una persona joven puede volver a sentirse normal una semana después del tratamiento. Otras pueden tardar más en recuperarse y pueden sufrir fatiga persistente. Si los síntomas son graves, la recuperación puede llevar varias semanas.

Considere la posibilidad de tomar estas medidas para facilitar su recuperación y ayudar a prevenir la aparición de complicaciones:

  • Siga el plan de tratamiento que le haya indicado su médico y tome todos los medicamentos según las instrucciones.
  • Descanse lo suficiente para ayudar a su organismo a combatir la infección.
  • Beba mucho líquido.
  • Pregunte a su médico cuándo debe concertar una cita de seguimiento. Es posible que quieran hacerle otra radiografía de tórax para asegurarse de que la infección ha desaparecido.

Resumen

La neumonía es una infección pulmonar causada por bacterias, virus u hongos. La reacción del sistema inmunitario a esta infección hace que los alvéolos pulmonares se llenen de pus y líquidos. Esto provoca síntomas como dificultad para respirar, tos con o sin mucosidad, fiebre y escalofríos.

Para diagnosticar una neumonía, su médico le hará una exploración física y analizará su historial médico. Es posible que le recomiende otras pruebas, como una radiografía de tórax.

El tratamiento depende de la causa de la infección. Puede incluir antibióticos, antivirales o antifúngicos.

La neumonía suele desaparecer en pocas semanas. Acude al médico de inmediato si los síntomas empeoran, ya que puede ser necesario hospitalizarte para prevenir o tratar complicaciones más graves.

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