¿Puede el ciclo menstrual afectar al sueño?

¿Puede el ciclo menstrual afectar al sueño?

Es bien sabido que la melatonina, la hormona que favorece el sueño, desempeña un papel fundamental en éste. Pero otras hormonas, como las hormonas reproductivas estrógeno y progesterona, también pueden afectar a nuestro sueño y, potencialmente, incluso a nuestros sueños.

En concreto, las personas pueden notar diferencias en la calidad de su sueño y en la forma de soñar en las distintas fases de su ciclo menstrual, según explicaron los expertos a Live Science. A continuación te explicamos cómo puede afectar el ciclo menstrual al sueño.

¿Funciona la melatonina?

Cómo afecta el ciclo menstrual al sueño y a los sueños

El sueño se divide en etapas, conocidas a grandes rasgos como sueño sin movimientos oculares rápidos (NREM) y sueño con movimientos oculares rápidos (REM). Las personas sueñan durante la fase REM, que suele comenzar unos 90 minutos después de que una persona se duerma, explica la Dra. Tania Adib (opens in new tab), ginecóloga consultora del Hospital Lister del Reino Unido.

Según la Clínica Mayo, el sueño NREM se divide en cuatro etapas: un sueño ligero que se altera con facilidad, un sueño intermedio más profundo y dos etapas de sueño profundo, que se produce justo antes del sueño REM (se abre en una nueva pestaña). El sueño profundo es el más reparador y en él el cuerpo y el cerebro tienen tiempo para repararse.

El estrógeno y la progesterona pueden afectar al tiempo que las personas pasan en fase REM y NREM y a si se despiertan a menudo mientras sueñan.

"Hay muchos receptores de estrógeno y progesterona en las partes del cerebro que regulan el sueño, y como los niveles de estas hormonas cambian durante el ciclo menstrual, significa que nuestro sueño también varía a lo largo del mes", explica la doctora Zoe Schaedel (se abre en una nueva pestaña), cofundadora de Myla Health, una clínica privada para mujeres con menopausia, perimenopausia y problemas de salud reproductiva en Inglaterra.

El ciclo menstrual consta de cuatro fases: la menstruación (cuando se produce el periodo), la fase folicular, la ovulación y la fase lútea, según la Cleveland Clinic (se abre en una nueva pestaña). El ciclo menstrual "comienza" el primer día de regla. Antes de la ovulación, que se produce aproximadamente en torno al día 14, los niveles de estrógeno aumentan, explicó Schaedel a Live Science. "El sueño tiende a ser de mejor calidad en esta fase, conocida como fase folicular o proliferativa".

Tras la ovulación, los niveles de progesterona empiezan a aumentar y acaban superando a los de estrógeno; si no se produce el embarazo, los niveles de ambas hormonas descienden en el periodo previo a la menstración. Esto se conoce como "fase lútea" y es donde observamos cambios en la estructura del sueño", explica Schaedel.

Según Schaedel, los cambios en los niveles de progesterona durante la fase lútea pueden provocar en parte trastornos del sueño en el periodo previo a la menstruación.

En comparación con el estrógeno, se cree que la progesterona está más fuertemente ligada a los síntomas premenstruales (SPM), que se producen durante la fase lútea y suelen incluir insomnio o exceso de sueño, según Mount Sinai. (Estos cambios en el sueño no se comprenden del todo, pero el aumento de la progesterona en la fase lútea está relacionado con el aumento de la temperatura corporal y la sudoración, lo que puede interferir con el sueño, ya que normalmente la temperatura corporal disminuye antes y durante el sueño. Según un estudio publicado en 2021 en la revista Frontiers in Neuroscience (se abre en una nueva pestaña), la proporción entre sueño REM y NREM también puede disminuir durante esta fase.

La progesterona y los estrógenos contribuyen a modular los mensajeros químicos del cerebro -la serotonina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA)- que regulan el estado de ánimo y los niveles de estrés, según el Mount Sinai. La ansiedad y el estado de ánimo depresivo debidos al síndrome premenstrual pueden socavar los intentos de conciliar el sueño, y los síntomas físicos, como los dolores corporales y las náuseas, también pueden ayudar a explicar por qué las personas que experimentan el síndrome premenstrual son propensas a sufrir trastornos del sueño, según la revista Frontiers in Neuroscience.

La producción y la sensibilidad a la melatonina también pueden cambiar durante la fase lútea, según apuntan algunos estudios, pero la investigación "no es suficiente" (se abre en una nueva pestaña) para sacar conclusiones contundentes.

Según Schaedel, las alteraciones del sueño en la fase lútea pueden aumentar la probabilidad de que las personas recuerden sus sueños vívidos.

"Si el sueño fragmenta la fase REM, o te despiertas poco después de la fase REM, es mucho más probable que recuerdes tus sueños", explicó Adib a Live Science.

Un estudio de 2019 insinuó que las hormonas también pueden afectar a los tipos de sueños que tiene una persona (se abre en una nueva pestaña). El estudio pidió a cientos de mujeres que recordaran los sueños de la noche anterior. De las mujeres que pudieron recordar, las que estaban en la fase lútea informaron con más frecuencia de que sus sueños eran "agradables", mientras que las que estaban en otras partes del ciclo menstrual eran más propensas a informar de que sus sueños eran "desagradables".

Sin embargo, no está claro si este resultado se aplicaría a otros grupos de personas más grandes.

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