La "desaparición" del cromosoma Y en los hombres mayores puede agravar el cáncer de vejiga, según un estudio con ratones

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La mayoría de los hombres llevan un cromosoma sexual X y otro Y en cada una de las células de su cuerpo. Sin embargo, a lo largo de su vida, muchos hombres empiezan a perder cromosomas Y en una parte de sus células, lo que podría dificultar su capacidad para combatir ciertos tipos de cáncer, según sugiere un nuevo estudio con ratones.

La pérdida del cromosoma Y en un porcentaje de células masculinas puede contribuir a que el cáncer -en concreto, el de vejiga- burle el sistema inmunitario del organismo y prolifere con mayor rapidez, según un estudio publicado el 21 de junio en la revista Nature.

"Es la primera demostración de que la pérdida del cromosoma Y hace que el cáncer sea más agresivo", declaró a Live Science el Dr. Dan Theodorescu, autor principal del estudio, médico y director del Instituto Oncológico Integral Samuel Oschin del Cedars-Sinai de Los Ángeles.

Pero estos resultados pueden tener un lado positivo: Los mismos mecanismos que hacen que las células del cáncer de vejiga de los hombres con pérdida del cromosoma Y sean más agresivas pueden hacerlas también más vulnerables a los tratamientos contra el cáncer denominados inhibidores de los puntos de control inmunitario.

¿Se está extinguiendo el cromosoma Y?

La pérdida del cromosoma Y se ha asociado anteriormente con un mayor riesgo de padecer ciertas enfermedades, como cardiopatías y Alzheimer. El fenómeno puede observarse en varios tipos de células, incluidas las sanguíneas, y también en distintos tipos de células cancerosas. Según los autores del estudio, esto incluye entre el 10% y el 40% de los cánceres de vejiga, mucho más frecuentes en hombres que en mujeres.

Para determinar el impacto de este fenómeno en el cáncer de vejiga, los investigadores compararon las tasas de crecimiento de las células cancerosas de vejiga en un grupo de ratones de laboratorio inyectados con células Y negativas y otro inyectado con células Y positivas. El crecimiento en las células tumorales que carecían de cromosomas Y fue agresivo: el doble que en los tumores con cromosomas intactos.

Para averiguar por qué, el equipo inyectó células Y negativas e Y positivas en ratones inmunodeprimidos. A diferencia del experimento anterior, cada tumor creció aproximadamente al mismo ritmo, lo que sugiere que la pérdida del cromosoma Y afectó de algún modo al sistema inmunitario.

Los investigadores repitieron este experimento en ratones alterados genéticamente que carecían de distintos tipos de células inmunitarias. Las células T, que normalmente desempeñan un papel masivo en la lucha contra las células cancerosas del organismo, fueron las más afectadas por la pérdida del cromosoma Y.

Según el estudio, es probable que las células Y negativas estén provocando algo llamado agotamiento de las células T, que es cuando estas células inmunitarias pierden su capacidad de eliminar determinadas células, como las cancerosas o las infectadas por virus. Como resultado, las células cancerosas pueden eludir fácilmente el sistema inmunitario del organismo y los tumores pueden crecer de forma mucho más agresiva que si la persona tuviera células T plenamente funcionales.

En estos casos, los médicos pueden ayudar potencialmente a reforzar el sistema inmunitario del paciente con inhibidores del punto de control inmunitario, que reactivan las células T lo suficiente para que empiecen a atacar a las células cancerosas. Cuando los investigadores trataron a los ratones con estos fármacos, los animales con tumores Y negativos respondieron mejor que los que tenían tumores Y positivos.

Para comprobar si esto afecta al tratamiento del cáncer en humanos, los científicos revisaron los datos de dos grupos de hombres con cáncer de vejiga en los que pudieron medir indirectamente la pérdida del cromosoma Y en las células tumorales. Un grupo estaba formado por pacientes a los que se extirpó la vejiga, y el otro, por pacientes tratados con inhibidores del punto de control inmunitario.

Los pacientes con pérdida de Y en sus tumores tenían menos probabilidades de sobrevivir en el primer grupo que aquellos con células que tenían Y intacto. Sin embargo, cuando se trataron con inhibidores del punto de control inmunitario, aquellos con pérdida de Y tuvieron un pronóstico global mejor que aquellos con Y intacto.

"Creo que se trata de un trabajo elegante", declaró a Live Science en un correo electrónico la Dra. Jeanny Aragon-Ching, oncóloga especializada en cáncer de vejiga. La investigación "demostró que la pérdida del cromosoma Y puede ser en parte una explicación de por qué hay una mayor preponderancia de cáncer de vejiga [una vez que] un hombre envejece", dijo Aragon-Ching, quien no participó en el estudio.

Sin embargo, no todos los cánceres reaccionan de la misma manera a la pérdida del cromosoma Y, por lo que existe cierta controversia sobre si la pérdida de este cromosoma es siempre negativa para el pronóstico del paciente, añade. Por ejemplo, en otro estudio reciente publicado en Nature, unos investigadores que estudiaban el cáncer colorrectal en ratones descubrieron que la pérdida del cromosoma Y puede hacer que los tumores sean menos agresivos.

Sin embargo, independientemente del tipo de cáncer, Theodorescu afirma que el desarrollo de una prueba clínica que pueda determinar si un paciente presenta una pérdida del cromosoma Y en sus tumores será un paso fundamental para que los médicos puedan adaptar el tratamiento en consecuencia.

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