Cómo proteger la piel del sol

LA SALUD NO ESTÁ DE VACACIONES

El verano mola porque implica descanso, playa y ponerse moreno. Pero, aunque el ambiente parezca idílico, hay que extremar las precauciones cuando nos exponemos al sol. El cuidado de la salud nunca está de vacaciones.

La solución para prevenir quemaduras y cáncer de piel no es ser un animal nocturno y esconderse del sol. Al contrario, el sol es indispensable porque interviene en la sintetización de la vitamina D y en nuestro estado de ánimo.

Lo primero de todo es exponerse al sol con cabeza. Lo mejor es hacerlo de forma progresiva. El primer día bastará con 10 minutos para que la piel se vaya preparando y, desde ahí, ir subiendo poco a poco.

Ya estás en la piscina y en la playa, con la toalla extendida y un buen libro en la mochila. Es hora de prepararse para recibir los rayos del sol. Cúbrete la cabeza con un sombrero o una gorra y ponte las gafas de sol.

Échate crema (sin escatimar) en todas las partes del cuerpo que tengas al descubierto. El índice de protección más adecuado para ti depende de tu fototipo. Es decir, si tienes la piel muy morena te bastará con una protección baja, de 6 a 10. Pero si eres muy blanquito, mejor que uses la máxima protección, la de 50. Y recuerda que en la montaña y la ciudad también debes protegerte.

Debes tener especial cuidado en las horas centrales del día, cuando estés en altitud o cuando haya un alto índice de refracción de la luz (los terrenos claros lo propician).

Proteger la piel del sol implica una serie de cuidados extra que a veces pueden darnos pereza. Pero piensa en lo que saldrás ganando si los sigues. No sólo en belleza (evitarás quemaduras), sino también en salud

Categorías:

¿Te gusta? ¡Puntúalo!

11 votos

Noticias relacionadas