Cómo elegir unas zapatillas de running

PARA DUMMIES

Cuando fui a comprar mis primeras zapatillas de running estaba más perdida que un pingüino en un garaje. Lo único que tenía claro es que las deportivas que hasta entonces usaba para correr (unas Nike clásicas) no valían ni para trotar de casa al autobús.

Así que lo primero que hice fue echar un ojo a lo que se ofertaba en Internet. Mi primer hándicap era el precio. No quería una gama baja, pero tampoco una para la que tuviera que hipotecar mi casa. Realmente los kilómetros que tengas pensado hacer a la semana con las zapatillas son los que marcan la gama más adecuada para ti (y ahí ya puedes lidiar con los distintos precios según la marca o las características extra de la zapatilla).

Navegando por Internet descubrí los conceptos supinador (al correr apoyas la zona exterior del pie), pronador (tiendes a correr con la parte interna del pie) y neutro (pisada plana). Para elegir bien unas zapatillas, deberías conocer cual es tu tipo de pisada.

Una vez sepas eso, hayas calculado los kilómetros que vas a recorrer a la semana, la superficie sobre la que vas a hacerlo (no es lo mismo asfalto que tierra) y tengas en mente un precio máximo, es momento de ir a la tienda. Puedes pedir más información a los dependientes, pero con esos datos ya te enseñarán unas cuantas zapatillas. Pruébatelas (con ambos pies). Aunque a la vista algunas te parezcan mucho más molonas que otras, no te dejes llevar. Lo importante es lo cómodo que estés con ellas. Así elegí yo las mías (imaginaos el cambio de pasar de las Nike a unas zapas para correr de verdad).

El abanico de posibilidades se abre para los corredores más pro. Cuentan, por ejemplo, con zapatillas de competición, de clavos o más minimalistas y ligeras.

Hay mil y un consejos que puedes leer antes de comprarte unas zapatillas de running, pero, realmente, ¿qué mejor baremo que probártelas y sentirte a gusto con ellas?

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