Las 10 adicciones más raras del mundo (2ª parte)

¿EN SERIO?

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Segunda parte de nuestro especial sobre las 10 adicciones más raras del mundo. Para fliparlo un poco.

En la anterior entrega te contamos cinco adicciones que nos dejaron a todos con la abierta, como la tenía una mujer para ingerir una almohada entera pues era adicta a comer gomaespuma. U otra mujer que se acostaba con su secador... Hoy os traemos otras cinco adicciones para flipar. Comenzamos.

  • Comerse el pelo: y no, precisamente, por practicar sexo oral. Arrancarse y comerse el pelo de la cabeza. Haley tiene 22 años y padece ''tricotomania'' y no es que le dé al tricotaje cosa mala, sino que se come su propio pelo. Digamos que esta chica si que tiene pelos en la lengua (aplausos).
  • Me muero... por los funerales. Seguimos con el humor inteligente para contaros como hay gente adicta a ir a funerales.A Luis Sqarisi de 42 años, por ejemplo. "Cada mañana enciendo la radio para ver si ha muerto alguien en el pueblo para ir a su funeral. No lo puedo remediar, me encanta ir a funerales. Bueno, está claro que el suyo no se lo va a perder (risas).
  • Comer piedras. Y no estamos hablando del monstruo de La Historia Interminable, no. Teresa Wildener lleva comiendo piedras de manera compulsiva desde que tenia 25 años. Ahora tiene 45. Echad cuentas vosotros, que a mí me da vértigo. Asegura que en estas dos décadas lleva comidas más de una tonelada de piedras. No me sale ni el chiste.
  • Oler chicles masticados. Sí, leed otra vez. Sí, habéis leído bien. Ryan es un chico al que le encanta el olor del chicle masticado por otra persona. No lo sé, no sé por qué le gusta. Los despega del suelo, de mesas y los mete en una bolsa y los huele. 
  • Comer ceniza. Bianca se dedica a recopilar la ceniza que cae de los cigarros que se fuma y luego, se las come. ¿Qué extraño placer le provocará?

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