Nueva York, el cementerio de cracks

La ciudad de Nueva York se está consolidando como el cementerio de los cracks, es decir, el refugio soñado que buscan los grandes futbolistas treintañeros cuando se cansan de competir con intensidad pero quieren seguir trabajando, y con grandes sueldos.

El último que se va a vivir este sueño americano es Andrea Pirlo, que a sus 36 años jugará la próxima temporada en el New York CF. Es imposible que se sienta solo en aquel vestuario, pues lo compartirá con viejos conocidos como el español David Villa y el inglés Frank Lampard. ¿Cuánto hubiera pagado un club europeo hace diez años por unir a esos jugadores con su camiseta? Imposible de calcular.

Y si el vestuario se le queda pequeño, Pirlo puede quedar con otros cracks europeos que viven en Nueva York. Una cita curiosa en Central Park sería la del italiano con Raúl, el mítico exmadridista, que milita en el NY Cosmos, -así como el español Marcos Senna- y Thierry Henry, otro veterano que juega con los NY Red Bulls.

Y todos estos cracks  se enfrentarán también en la liga norteamericana a otras antiguas estrellas que en su día revolucionaron Europa, como el brasileño Kaká, la estrella del equipo de Orlando o el gran capitán del Liverpool Steve Gerard, que ha pedido refugio en Los Ángeles Galaxy, equipo en el que ya jugó el mediático David Beckman.

Es una larga lista la de jugadores que eligen Nueva York para culminar su carrera deportiva. Otros prefieren países árabes, como Xavi, la India, como Del Piero, e incluso Japón, pero lo que está claro es que, a día de hoy, Nueva York es el cementerio de cracks más poblado, allí donde van los grandes a descansar.

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