Los residuos de productos de limpieza podrían estar provocando la resistencia a los antibióticos de una superbacteria mortal

Los residuos de productos de limpieza podrían estar provocando la resistencia a los antibióticos de una superbacteria mortal

Los residuos de productos de limpieza podrían estar provocando la resistencia a los antibióticos de una superbacteria mortal

El nuevo estudio analizó 10 productos de limpieza de uso común en hospitales y hogares. (Crédito de la imagen: andresr via Getty Images)

La mayoría de los microbios perecen cuando se exponen a productos de limpieza comunes, pero los residuos de esos desinfectantes pueden estar haciendo que bacterias mortales se vuelvan resistentes a los antibióticos, según sugiere un estudio de laboratorio.

Los biocidas, que incluyen desinfectantes y antisépticos, son sustancias químicas muy utilizadas en hogares, hospitales y fábricas para eliminar microorganismos patógenos como las bacterias. Sin embargo, cada vez preocupa más la posibilidad de que su uso generalizado esté fomentando la resistencia a los antibióticos al presionar a las bacterias para que evolucionen de forma que sean menos vulnerables a los fármacos.

En el nuevo estudio, publicado el lunes 9 de octubre en la revista Nature Microbiology, los científicos se centraron en una especie de bacteria multirresistente llamada Acinetobacter baumannii, que cada año enferma a miles de pacientes en los hospitales estadounidenses. Los investigadores revelaron que niveles bajos de varios biocidas comunes -por ejemplo, los que quedarían en las superficies y que son difíciles de eliminar del ambiente- pueden empujar al germen a ganar tolerancia a los antibióticos. En concreto, A. baumannii se hace resistente a los antibióticos que atacan el interior de las células bacterianas, impidiéndoles fabricar nuevo ADN o proteínas.

"Nuestro hallazgo sugiere que los biocidas a baja concentración pueden comprometer la potencia de los antibióticos y provocar el desarrollo de resistencia a los mismos", declaró a Live Science en un correo electrónico Liping Li, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Macquarie de Sídney. "Proponemos que se realicen más investigaciones y estudios sobre los efectos secundarios de los biocidas residuales en situaciones reales para garantizar que utilizamos estos valiosos productos químicos de forma prudente y segura", añadió.

Las peligrosas "superbacterias" son una amenaza creciente, y los antibióticos no pueden frenar su aumento. ¿Y qué sí?

A. baumannii vive normalmente en el suelo y el agua. Es un patógeno oportunista, lo que significa que no suele dañar a las personas sanas, pero puede aprovechar la oportunidad para atacar a quienes tienen el sistema inmunitario debilitado o introducirse en el organismo de los pacientes hospitalizados a través de heridas abiertas. A. baumannii puede causar enfermedades graves -como neumonía, infecciones del torrente sanguíneo y meningitis, una infección del sistema nervioso- y varias cepas han desarrollado resistencia a múltiples antibióticos.

Los autores del nuevo estudio introdujeron mutaciones en el genoma de A. baumannii para determinar qué genes ayudarían a la bacteria a sobrevivir al ser tratada con 10 biocidas. Al exponer las bacterias mutantes a distintos limpiadores, identificaron varios de estos genes de supervivencia; algunos codificaban proteínas de la pared que rodea las células bacterianas y otros codificaban proteínas del interior de las células, incluidas proteínas implicadas en el metabolismo o la respiración, el proceso por el que las células fabrican combustible.

Según los experimentos del equipo, una de las principales formas en que estos biocidas matan a las bacterias es interrumpiendo la actividad eléctrica a través de sus membranas celulares, lo que dificulta la capacidad de las células para producir combustible. Pero si la concentración de biocida no es lo suficientemente alta, la bacteria no muere, sino que se fortalece.

De hecho, en siete de los 10 biocidas analizados, unos niveles bajos de los productos fueron suficientes para alterar esta actividad de la membrana, pero no para matar a las bacterias. Es más, este bajo nivel de exposición hacía que los antibióticos dirigidos al interior de las células no pudieran infiltrarse tan fácilmente en las bacterias. Los biocidas clorhexidina y benzalconio parecían ser dos de los más perjudiciales.

Los antibióticos dirigidos a la envoltura celular no se vieron afectados y pudieron seguir matando al microbio. Los autores plantearon la hipótesis de que esto se debía a que los antibióticos dirigidos al interior tenían menos probabilidades de ser importados, probablemente porque este proceso requiere energía de la célula, lo que los haría menos potentes contra A. baumannii.

El estudio se realizó únicamente en placas de laboratorio, no en un entorno real como un hospital. Sin embargo, los autores señalaron que esto sugiere que puede haber llegado el momento de hablar de "administración de biocidas". La llamada "administración de antibióticos" es un esfuerzo fundamental para detener el uso indebido de antibióticos y limitar así la presión que normalmente empuja a las bacterias hacia la resistencia. Los autores creen que la administración de biocidas también puede ser necesaria.

La "principal preocupación" de la administración de biocidas sería averiguar cómo reducir la cantidad de biocida residual en el medio ambiente tras la limpieza, para evitar que las bacterias queden expuestas a concentraciones demasiado bajas de los limpiadores e impedir así que ganen resistencia, escribieron los autores.

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