Las neuronas no son las únicas células que crean recuerdos en el cerebro, revela un estudio en roedores

Las neuronas no son las únicas células que crean recuerdos en el cerebro, revela un estudio en roedores

Las neuronas no son las únicas células que crean recuerdos en el cerebro, revela un estudio en roedores

Un estudio ha descubierto que un tipo de célula de los vasos sanguíneos del cerebro colabora con las neuronas del hipocampo, mostradas en una rata en la micrografía superior, para crear recuerdos a largo plazo. (Crédito de la imagen: defun via Getty Images)

Las neuronas, las células cerebrales encargadas de transmitir mensajes químicos y eléctricos, han sido consideradas durante mucho tiempo las protagonistas de la formación de la memoria, pero un nuevo estudio realizado en roedores sugiere que estas células podrían tener un colaborador desconocido pero crucial.

Los hallazgos podrían tener implicaciones para la investigación de la memoria y las enfermedades asociadas, como el Alzheimer.

Presentes en las paredes de unos diminutos vasos sanguíneos llamados capilares, los colaboradores, denominados pericitos, son cruciales para regular el flujo sanguíneo en el cerebro, formar vasos sanguíneos, controlar la entrada de células inmunitarias en el sistema nervioso central y constituir y mantener la barrera hematoencefálica, una delgada frontera de células que sólo permite el paso de moléculas selectas entre el cerebro y la sangre.

Además de estas tareas, los pericitos también trabajan con las neuronas para formar y almacenar recuerdos a largo plazo, según un estudio publicado el lunes (2 de octubre) en la revista Neuron.

"Ahora comprendemos mejor los mecanismos celulares que permiten la formación y el almacenamiento de los recuerdos", afirma en un comunicado Cristina Alberini, autora principal del estudio y profesora de Ciencias Neuronales en la Universidad de Nueva York (NYU). "Es importante porque comprender la cooperación entre los distintos tipos de células nos ayudará a avanzar en la terapéutica de las afecciones relacionadas con la memoria", añadió.

¿Cómo almacena recuerdos el cerebro?

En el nuevo estudio, los autores analizaron una proteína llamada factor de crecimiento similar a la insulina 2 (IGF2), cuya producción aumenta en el hipocampo, una región clave del cerebro para crear recuerdos a largo plazo, después del aprendizaje. Por ejemplo, el IGF2 aumenta cuando se entrena a un animal para que sienta miedo ante situaciones que ha llegado a asociar con una leve descarga eléctrica en el pie.

En ratones y ratas, los investigadores descubrieron que los pericitos producen la mayor parte de este IGF2 en el hipocampo. Al parecer, esta producción se desencadena por la actividad de las neuronas cercanas; cuando empiezan a formarse recuerdos, las neuronas del hipocampo se envían mutuamente una ráfaga de mensajes químicos y los canales de comunicación entre esas células empiezan a hacerse más fuertes. Los investigadores aún no están seguros de cómo esto activa los pericitos cercanos, pero parece que las neuronas ponen en marcha el proceso de formación de recuerdos.

En otros experimentos, los investigadores impidieron que los pericitos produjeran IGF2, pero no impidieron que lo hicieran otros tipos de células, como las neuronas y los fibroblastos. Esto no sólo dificultó la capacidad de los roedores para crear recuerdos a largo plazo -por ejemplo, de objetos que habían sido entrenados para reconocer-, sino que también bloqueó la acción de genes que normalmente se activan en las neuronas durante la creación de recuerdos.

En conjunto, estos experimentos sugieren que los pericitos necesitan producir IGF2 para que las neuronas puedan crear recuerdos a largo plazo.

En el futuro, los autores quieren averiguar si el IGF2 interactúa con otros tipos de células cerebrales y si se producen colaboraciones similares entre neuronas y pericitos en otras partes del cerebro. En su artículo, escriben que sería valioso saber si este mecanismo implica a todos los pericitos del hipocampo o sólo a un grupo selectivo de ellos.

Los hallazgos podrían mejorar nuestra comprensión de las enfermedades cerebrales que implican la pérdida de memoria a largo plazo, como la enfermedad de Alzheimer, que también se ha relacionado con el mal funcionamiento de los pericitos.

"Este trabajo conecta puntos importantes entre la función recién descubierta de los pericitos en la memoria y estudios anteriores que muestran que los pericitos se pierden o funcionan mal en varias enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer y otras demencias", afirma en el comunicado Benjamin Bessières, coautor del estudio e investigador postdoctoral en la NYU.

Pero se necesita más investigación, sobre todo en humanos.

"Nuestro estudio ofrece una nueva visión de la biología de la memoria, aunque se necesita más investigación para comprender mejor las funciones de los pericitos y el sistema vascular en la memoria y sus enfermedades", afirma Alberini en el comunicado.

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