¿Es el trastorno límite de la personalidad (TLP) un tipo de neurodiversidad?

Considerar el trastorno límite de la personalidad (TLP) como una forma de neurodivergencia puede ayudarle a abrazar sus fortalezas naturales y a encontrar nuevas formas de abordar su diagnóstico.

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El término "neurodivergente" fue acuñado en los años 90 por la socióloga Judy Singer. El término ayuda a expresar que las personas neurodivergentes son simplemente únicas respecto a la mayoría "neurotípica", con su propio conjunto de puntos fuertes y capacidades. En otras palabras, no tienen nada "malo".

Como autista que es, Singer esperaba cambiar la forma de pensar sobre trastornos del neurodesarrollo como el autismo.

Con el tiempo, el concepto de neurodiversidad se ha ampliado para incluir a otras personas que pueden experimentar el mundo de forma única debido a diferencias neurológicas, incluidas las que padecen determinadas enfermedades mentales, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Algunos han sugerido también que el trastorno límite de la personalidad (TLP) podría incluirse en el ámbito de la neurodiversidad. El TLP es un trastorno mental caracterizado por cambios bruscos en el estado de ánimo, dificultad para regular las emociones, disociación, miedo intenso al abandono o un sentido del yo distorsionado y cambiante.

Actualmente, los expertos no reconocen formalmente la TLP como una afección neurodivergente, pero eso podría cambiar en el futuro.

Neurodivergencia en la DBP

La investigación sigue profundizando en los fundamentos neurológicos de la DBP.

"El TLP aún no está clasificado oficialmente como trastorno neurodivergente, según las investigaciones publicadas, pero las pruebas sugieren que debería considerarse un trastorno neurodivergente", afirma Jeanette Lorandini, trabajadora social clínica licenciada en Nueva York y directora de Suffolk DBT.

Por ejemplo, una revisión de 2022 exploró la alta prevalencia de síntomas que se solapan, como la impulsividad y las dificultades con las emociones, en el TLP y el TDAH. El TDAH es un trastorno neurodivergente reconocido. Los autores de la revisión descubrieron que ambas afecciones implicaban cambios en las mismas dos regiones del cerebro.

La neurodiversidad en el TLP puede no limitarse a la función neurológica, tampoco. En una revisión de 2019, los expertos descubrieron que las personas con TLP pueden experimentar cambios tanto en la estructura como en la función cerebral.

Las personas con TLP pueden presentar diferencias neurológicas subyacentes en comparación con las que no padecen esta enfermedad. Estas diferencias podrían influir en sus experiencias de emociones intensas y en su dificultad para regularlas, explica Lorandini.

Estas diferencias en la estructura y la función cerebrales también pueden desempeñar un papel en determinados rasgos y comportamientos comunes tanto al TLP como a los trastornos neurodivergentes reconocidos.

Algunos ejemplos son:

Autoestimulación (stimming)

La estimulación se refiere a acciones repetitivas y autocalmantes, como:

  • chocar las yemas de los dedos
  • chasquido del bolígrafo
  • tararear o emitir otros sonidos
  • balancearse
  • frotarse la piel o la ropa

Aunque la gente suele asociar la estimulación con el autismo y otros diagnósticos del neurodesarrollo, cualquier persona puede manifestar conductas de estimulación.

Si padeces TLP y te sorprendes a ti mismo realizando pequeñas acciones repetitivas cuando estás estresado o concentrado, como morderte las uñas, revolverte el pelo o dar golpecitos con el lápiz en un lado de la pierna, puede que éstas sean tu forma de autoestimulación.

Estimular no es malo. Ofrece una forma de afrontar el estrés o el malestar y puede proporcionar alivio sensorial cuando más lo necesitas.

De todos modos, reconocer los patrones de estimulación puede ayudarte a identificar los momentos en los que podrías beneficiarte de otras formas de aliviar el estrés. Por ejemplo, si te sorprendes a ti mismo balanceándote en un entorno social incómodo, puede que te calme salir un momento.

Sobrecarga sensorial

Muchos autistas y personas con otras afecciones neurodivergentes experimentan en ocasiones cierto nivel de sobrecarga sensorial.

Lorandini dice que también puede notar una mayor sensibilidad a factores ambientales, como sonidos

u olores, si padece TLP, y le resulta difícil enfrentarse a estos estímulos.

Controlar la sobrecarga sensorial puede ser un reto, sobre todo si ya te sientes estresado y nervioso. Pero ten en cuenta que siempre está bien tomarse un respiro si, de repente, sientes que el mundo es demasiado para ti.

Puedes aprovechar esos momentos para conocer mejor tu umbral sensorial, lo que puede facilitar que te tomes un descanso antes de sentirte abrumado en el futuro.

Sistematización

La sistematización describe la necesidad de organizar el mundo que le rodea en un sistema analítico o práctico.

Ejemplos cotidianos de sistematización pueden ser:

  • seguir un horario rígido y pasarlo mal cuando cambian los planes
  • dedicar su tiempo a unos pocos intereses muy concretos
  • Necesidad de guardar las cosas siempre en el mismo sitio.
  • llevar una prenda de ropa específica un determinado día de la semana

Los autores de un estudio de 2017 en el que se analizaba el solapamiento entre el TLP y el autismo descubrieron que las personas con cualquiera de las dos afecciones eran más propensas a sistematizar.

Los investigadores señalaron que la sistematización podría ser simplemente un aspecto del TLP. También plantearon la idea de que los rasgos sistematizadores pueden desarrollarse como una forma de equilibrar o compensar emociones difíciles de manejar.

En resumen, cuando le resulte difícil predecir o controlar su estado de ánimo y sus emociones, puede que le tranquilice saber que tiene una sensación de control sobre su rutina diaria y otros aspectos de su vida.

Además, ceñirse a un sistema u horario fijo puede hacer algo más que reconfortarte. También puede beneficiarte en la escuela o en el trabajo.

Disregulación emocional

Una serie de trastornos del neurodesarrollo, como el autismo y el TDAH, implican dificultades para regular las emociones, un rasgo distintivo de la TLP.

La desregulación emocional puede aumentar la probabilidad de sufrir arrebatos, impulsividad y cambios bruscos de humor. También puede influir en las autolesiones.

Sin embargo, cuando experimentes un torrente de emociones, puedes aprovechar la oportunidad para transformarlas en crecimiento personal con ejercicios como el diario y la atención plena.

También puedes probar a actuar de forma contraria o a practicar comportamientos que contrarresten tus emociones. Por ejemplo, puedes respirar lentamente y quedarte quieto para sugerir una mentalidad tranquila cuando te sientas tenso y nervioso.

Diferencias en la función ejecutiva

Las diferencias cognitivas también pueden ser un signo de neurodivergencia en la DBP, afirma Lorandini.

Por ejemplo, muchas personas con TLP también tienen problemas con la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento, lo que puede contribuir a dificultar la toma de decisiones o la regulación del comportamiento, afirma.

Cada persona procesa la información de una manera diferente, y un poco de experimentación puede ayudarle a encontrar el método que mejor le funcione. Esto puede incluir el uso de notas y otros recordatorios que te ayuden a recordar cosas.

También es posible que retengas mejor la información mediante el aprendizaje práctico o la visualización de vídeos, en comparación con la lectura o la explicación de alguien.

Que sepas que pensar con originalidad no significa que haya algo "malo" en tu cerebro.

Aún no hay consenso

Aunque muchos expertos consideran el TLP un tipo de neurodiversidad, otros siguen sin estar seguros.

Es posible que nuevas investigaciones ayuden a descubrir la frecuencia con la que aparecen estas características neurológicas en la TLP y ofrezcan más pruebas que las respalden.

Los expertos han trazado e identificado claras diferencias neurológicas en trastornos del neurodesarrollo como el TDAH y el autismo. Pero aún no han descubierto lo mismo para el TLP, ni han llegado a ninguna conclusión sobre si los cambios cerebrales causan el TLP o si el TLP causa cambios en el cerebro.

Es más, los expertos saben que en el desarrollo del TLP intervienen factores que van más allá de la neurología, como la genética y las experiencias vitales traumáticas.

Cómo obtener apoyo

Enfocar la TLP como un tipo de neurodivergencia puede suponer un primer paso útil para cambiar su perspectiva -y la de los demás- al recibir un diagnóstico.

La TLP está muy estigmatizada, y enfrentarse a actitudes negativas por parte de los demás puede desencadenar sentimientos de vergüenza o miedo a ser juzgado, dos factores que pueden dificultar hablar de los síntomas o buscar apoyo.

Sin embargo, ver el TLP a través de la lente de la neurodiversidad podría ayudar a replantear la percepción pública de las personas con TLP, así como a proporcionar un enfoque más compasivo y comprensivo del tratamiento, señala Lorandini.

El TLP no tiene cura, pero el apoyo de un profesional de la salud mental puede suponer una gran diferencia en su calidad de vida, sus relaciones y su funcionamiento diario.

Si padece TLP, es posible que su terapeuta le recomiende probar la terapia dialéctico-conductual (TDC), una forma de terapia cognitivo-conductual (TCC) diseñada específicamente para ayudar a las personas con TLP.

La TDC se centra en ayudarle a aprender a tolerar la angustia y a aceptar y regular las emociones difíciles de forma productiva.

PARA SU INFORMACIÓN

La medicación no puede tratar específicamente el TLP.

Dicho esto, si experimentas ansiedad o depresión graves, tu terapeuta puede derivarte a un psiquiatra que puede recetarte medicación para ayudar a controlar estos síntomas.

Consulta tus opciones de servicios de terapia y psiquiatría en línea.

El resultado

final

BPD tiende a implicar desafíos continuos relacionados con las relaciones interpersonales, la regulación emocional y su sentido de sí mismo.

Aunque los expertos aún no han reconocido oficialmente la TLP como una enfermedad neurodivergente, cada vez hay más estudios que sugieren que podría encajar en esa definición.

Reformular la TLP como una forma de neurodivergencia -junto con buscar apoyo profesional para cualquier síntoma que afecte a su vida diaria y a sus relaciones- podría ser la clave para encontrar formas nuevas y positivas de adaptarse a la enfermedad.

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