Cómo utilizan los médicos las ecografías hepáticas para diagnosticar y controlar las enfermedades hepáticas crónicas

Cuando se trata de diagnosticar y tratar enfermedades de los órganos internos, como el hígado, los médicos utilizan una serie de pruebas y estudios de imagen. Las imágenes que crean estas pruebas pueden proporcionar pistas sobre lo que ocurre en el interior de su cuerpo.

Los médicos suelen utilizar una prueba de imagen denominada ecografía de patología hepática para ayudar a diagnosticar y controlar la enfermedad hepática crónica.

En este artículo, exploraremos lo que ocurre durante una ecografía de patología hepática y cómo los médicos utilizan las imágenes y la información que proporciona.

¿Qué es una ecografía de patología hepática?

Una ecografía de patología hepática es una exploración de imágenes por ultrasonidos que se realiza en la zona del hígado. La ecografía utiliza un instrumento manual para enviar ondas sonoras de alta frecuencia al cuerpo.

Estas ondas sonoras viajan uniformemente a través de los tejidos hasta que chocan con algo con una densidad de tejido diferente, ya sea más duro o más blando. Puede tratarse de sangre, un quiste, un hueso o un órgano vecino.

Cuando las ondas sonoras rebotan, la herramienta de ultrasonidos (llamada transductor) traduce la información en una imagen. Como la tecnología de los ultrasonidos utiliza ondas sonoras para crear imágenes, no plantea los mismos riesgos que las radiografías o las tomografías computarizadas, que utilizan radiaciones ionizantes, según la Food and Drug Administration (FDA).

Los radiólogos están capacitados para interpretar las imágenes ecográficas. Normalmente examinan las imágenes de la ecografía y transmiten sus resultados a su médico. Los cambios en el tamaño, la forma y la estructura esperados del hígado podrían indicar una preocupación o la necesidad de realizar más pruebas.

¿Para qué se utiliza la ecografía hepática?

Los ultrasonidos se utilizan a menudo en el diagnóstico y el tratamiento de diversas enfermedades crónicas del hígado.

Un dolor inexplicable en el abdomen o una lesión abdominal pueden hacer que se pida una ecografía del hígado. También se puede realizar esta prueba para ayudar a diagnosticar o controlar enfermedades como:

  • cirrosis
  • hepatitis
  • cáncer de hígado
  • tumores
  • quistes
  • abscesos
  • agrandamiento del hígado (hepatomegalia)
  • aumento de la presión en el hígado (hipertensión portal)

¿Cómo es una ecografía del hígado?

La ecografía del hígado es una prueba de imagen que suele realizarse durante la cita con el médico. Si la consulta de su médico dispone del equipo necesario y de un técnico capacitado para realizar e interpretar las imágenes de la ecografía, no se tarda mucho en realizar este procedimiento.

Cuando se hace una ecografía del hígado, se le pide que se tumbe y exponga una zona del abdomen. Un técnico le aplicará un gel en la superficie de la piel y, a continuación, moverá el transductor de ultrasonidos por la superficie de la piel para producir una imagen.

Las ecografías son indoloras y las imágenes resultantes están disponibles inmediatamente para su evaluación e interpretación.

Si su médico está capacitado para interpretar los resultados de la ecografía, puede tener los resultados de su prueba inmediatamente. En algunos casos, sus resultados pueden retrasarse si se requiere un análisis adicional por parte de un radiólogo o una medición.

¿Cuál es la precisión de una ecografía del hígado?

Una ecografía del hígado puede ser muy precisa cuando se trata de diagnosticar afecciones que afectan al tamaño, la forma o la estructura del hígado.

La hepatomegalia, o agrandamiento del hígado, es una afección que se reconoce más fácilmente mediante una ecografía. Las afecciones hepáticas como los abscesos y los tumores son más difíciles de diagnosticar con una ecografía. Pueden detectarse con mayor precisión con un TAC o una RMN.

¿Qué otras pruebas pueden diagnosticar trastornos hepáticos?

Además de las ecografías, su profesional sanitario puede utilizar otras pruebas para comprobar la estructura y el funcionamiento de su hígado.

Para evaluar la estructura del hígado se suelen utilizar pruebas de imagen como el TAC o la RMN. Se pueden realizar análisis de sangre para comprobar el funcionamiento del hígado. Este tipo de prueba puede denominarse prueba de la función hepática.

En algunos casos, puede ser necesaria una biopsia para realizar o confirmar el diagnóstico de una enfermedad hepática. Una biopsia es un procedimiento de diagnóstico en el que un profesional médico extrae una pequeña muestra de tejido hepático para su análisis.

Preguntas frecuentes sobre las ecografías del hígado

¿Cuáles son los inconvenientes de hacerse una ecografía?

Una ecografía puede proporcionar información rápida y valiosa sobre el tamaño y la estructura del hígado. Proporciona a su médico una imagen instantánea, pero no es de la máxima calidad.

Un TAC o una resonancia magnética producirán una imagen más detallada, mientras que los análisis de sangre pueden proporcionar más información sobre la función del hígado.

¿Cuál es la mejor exploración para detectar trastornos hepáticos: una resonancia magnética, un TAC o una ecografía?

La resonancia magnética produce la imagen más detallada del hígado, pero es una prueba costosa. El TAC es menos costoso, pero puede exponerle a pequeñas cantidades de radiación.

Una ecografía no produce la imagen más detallada, pero es rápida y suele ser barata.

Su médico determinará qué prueba es la idónea para sus síntomas y su enfermedad en particular. En muchos casos, una ecografía es más que suficiente para responder a las preguntas del médico y determinar un plan de tratamiento, si es necesario.

¿Necesito ecografías rutinarias para controlar la evolución de mi enfermedad hepática crónica y su tratamiento?

Su médico le indicará si necesita una ecografía rutinaria para controlar una enfermedad hepática.

Las imágenes de rutina pueden ser útiles para monitorear el tamaño y la estructura de su hígado, y los ultrasonidos pueden ser la mejor opción en términos de evitar los efectos secundarios como la radiación y el uso de medios de contraste.

Para llevar

Una ecografía puede ofrecer al médico una visión rápida del hígado, pero hay otras pruebas que pueden ofrecer más detalles y una imagen más clara.

Sin embargo, los ultrasonidos pueden ser la prueba de elección cuando se trata de imágenes de rutina, ya que pueden realizarse rápidamente y sin efectos secundarios.

Hable con su médico sobre qué tipo de pruebas son las más adecuadas para su condición específica y su plan de tratamiento si padece una enfermedad hepática crónica.

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