¿A su hijo no le gustan las verduras? Los científicos revelan lo único que puede hacer para cambiar esta situación (y no le costará ni un céntimo).
Padres, es hora de que empecéis a poner cara de valientes y a tragaros esas verduras que de otro modo rechazaríais si queréis que a los niños también les gusten.
La hora de la comida es un campo de batalla habitual entre padres e hijos, sobre todo cuando se trata de conseguir que los más pequeños coman verdura. Los padres se preguntan constantemente cómo conseguir que sus familias coman más fruta y verdura y cómo servir comidas familiares saludables con regularidad.
Afortunadamente, según el último estudio llevado a cabo por la Universidad de Aston, los investigadores han encontrado pruebas de que observar cómo a otra persona le disgustan visiblemente las verduras podría influir negativamente en tus preferencias, lo que también se aplica a los niños.
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"Si un niño ve que sus padres muestran asco mientras comen verduras, esto podría tener consecuencias negativas en la aceptación de las verduras por parte de los niños", afirma la Dra. Katie Edwards, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Aston y autora principal del estudio publicado en Frontiers in Psychology.
Conseguir que los niños coman verdura es una batalla diaria en la mayoría de los hogares, sobre todo a la hora de cenar. Sin embargo, esta investigación sugiere que si tu hijo te ve disfrutar de tus verduras con expresiones faciales positivas, es más probable que las pruebe y, a la vez, que también las disfrute.
En el estudio dirigido por Edwards, más de 200 mujeres jóvenes vieron un vídeo que contenía fragmentos de distintos adultos consumiendo brécol crudo. "Demostramos que ver a otras personas comiendo una verdura cruda con una expresión facial negativa reduce el gusto de las mujeres adultas por esa verdura, pero no su deseo de comerla", afirma el Dr. Edwards. "Esto pone de relieve el poder de la observación de la aversión a la comida en el comportamiento alimentario de los adultos".
La investigación propone que es más probable que se imiten los comportamientos si se observan consecuencias positivas. Así que sonríe y haz que tus hijos coman verdura a la hora de la cena. Eso sí, después de intentar convencerles de que se sienten primero a la mesa. Es una batalla continua...
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