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¿Es de enfermos dibujar penes?

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dibujar penes es de enfermos

Dibujar penes es un hábito obsesivo para muchos hombres. ¿Se trata de una enfermedad narcisista? ¿Qué lo provoca?

Encontramos dibujos de penes por todas partes: en libros de texto de los que van al cole, en la vía pública, sobre el banco de la parada de autobus donde íbamos a sentarnos hasta que... eh, mejor no. A nadie le apetece descansar las posaderas sobre el (dibujo de) un pene desconocido.

Es signo de cultura dominante y ante todo es desagradable encontrarse con miembros viriles allá por donde posamos la mirada. Cuando caminas por la calle, siempre hay un pene (con gotitas, con pelo púbico, depende de la creatividad del artistilla en cuestión) acechándote a la vuelta de la esquina. 

Los penes pintados para hacer gracia no son precisamente agradables. Ni son estéticos ni es divertido encontrarse con uno. Otra cosa es el órgano real, como parte del cuerpo y que tanto placer da cuando se trata de sexo o masturbación.

Los piscoanalístas tienen una respuesta para esta manía de algunos hombres de dibujar penes sobre cualquier superficie que se precie. Naturalmente, hay algo de freudiano detrás de este hábito. Cuando el niño descubre que su madre no tiene pene, éste se asusta y se obsesiona con ideas de castración. Por miedo a perder el pene, inicia este ritual animístico de dibujarlo para conservar su virilidad.

Educar en sexualidad es educar en salud; visibilizar y normalizar los órganos genitales desde la infancia es crucial para un correcto desarrollo. Dibujar penes no solo es infantil sino que invade el espacio visual de las personas en espacios públicos. 

Muchos hombres están obsesionados con sus genitales y dibujan penes de forma compulsiva, por lo que alguna gente piensa que están enfermos.

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