Un PT sobre los altibajos de ser tu propio jefe

Cuando Ty puso en marcha su negocio de entrenamiento personal hace 16 años, su aspecto era muy diferente al actual. Para empezar, no había un gimnasio de ladrillos; Ty Paul Fitness consistía básicamente en subirse a su bicicleta, con bandas de resistencia y mancuernas, para entrenar a sus clientes en Brighton, en parques, en la playa o en sus casas.

Después de unos años de andar en bicicleta por Brighton, se corrió la voz del negocio de Paul, sin duda gracias a que invirtió en lo que ahora parecen anacrónicas campañas de marketing, que incluían desde bolígrafos con la marca Ty Paul hasta el lanzamiento de folletos. "Pierde las asas y mantén el amor" y "Regala salud esta Navidad" fueron dos de sus eslóganes más memorables. Con el tiempo, pudo cambiar su bicicleta por un coche y luego por un estudio.

En la actualidad, Paul está considerado como uno de los profesionales del fitness más destacados del Reino Unido. Ex entrenador del año de Men's Health, ahora tiene su propio estudio, equipado con la última tecnología de entrenamiento de reflejos BlazePod y cintas de correr NOHrD, y entrena a todo el mundo, desde futbolistas profesionales de la Premier League como Marc Cucurella e Yves Bissouma hasta septuagenarios desmayados.

El deber de cuidado

Desde el principio, dice Paul, las tres mejores cosas de tener su propio negocio han sido las mismas: hacer lo que le gusta, ser su propio jefe y poder establecer su propia agenda. Pero ser el jefe también conlleva preocupaciones y presiones, como qué hacer si algo va mal.

Sea quien sea el cliente, señala, mientras está en su gimnasio es responsable de él y le debe un deber de cuidado: "Aunque estoy totalmente cualificado y llevo 15 años trabajando, la seguridad de mis clientes es algo que me preocupa", admite: "Las lesiones pueden ocurrir en cualquier momento y siempre es una preocupación. No se puede hacer mucho y los accidentes pueden ocurrir".

Una preocupación menos

Si alguna vez le ocurriera algo a un cliente, dice, tiene que estar seguro de que está protegido, por lo que tener un seguro adecuado, como el que ofrece Fitness Gold, es una de sus prioridades cuando se trata de profesionales de la empresa. Saber que cuenta con apoyo en caso de que ocurra lo peor significa que tiene una cosa menos de la que preocuparse, para poder concentrarse en lo que le gusta: ayudar a sus clientes.

TOTALMENTE CUBIERTO: Como aseguradora elegida por miles de pequeñas empresas en el Reino Unido, Fitness Gold entiende lo que supone dirigir su propio negocio. Sus sencillos productos se adaptan específicamente a las necesidades únicas de las pequeñas empresas, e incluyen pólizas diseñadas para quienes trabajan en los sectores del fitness, el bienestar, la holística, la peluquería y la belleza. El equipo de Fitness Gold con sede en el Reino Unido hace que conseguir la cobertura adecuada sea fácil y sin preocupaciones, dejando a los entrenadores como Paul más tiempo para centrarse en sus ambiciones y ayudar a sus clientes a alcanzar sus objetivos.

Más fuerte, más en forma, mejor

"El mayor subidón viene del efecto positivo que siento que tengo en la vida de la gente", dice. "Ya sea dejando a la gente en una posición en la que puedan sentirse seguros y cómodos entrenando por su cuenta, si antes no tenían esa confianza en el gimnasio, o ya sea ayudando a la gente a conseguir transformaciones de todo el cuerpo o cualquiera que sea su objetivo personal."

Cuenta la anécdota de haber trabajado con una mujer a la que le habían diagnosticado recientemente Parkinson. Su médico le dijo que no tenía sentido entrenar porque tenía una enfermedad degenerativa. Cuando acudió a una consulta con Paul, estaba llorando, pero él razonó que si podía elevar su techo deportivo, cuando empezara a retroceder, al menos partiría de un lugar mejor. "Después de un año, era la más fuerte que había sido nunca, la que estaba más en forma, y reaccionaba mejor en todo", dice con orgullo.

Los principales consejos de Paul para hacer crecer su negocio

Invierte en ti mismo

Paul explica que cuando empezó su negocio, cada céntimo que ganaba lo invertía en cursos de fitness para poder aumentar sus conocimientos. "Pensé que un buen comienzo era hacer todos los cursos y construir una base sólida", dice.

Dar un buen ejemplo

La jornada laboral de Paul comienza a las 6 de la mañana y termina a las 9 de la noche. Cuando los clientes ven lo duro que trabaja, les anima a hacer lo mismo, dice. "Me pongo un listón muy alto, así que cuando los clientes vienen, piensan 'quiero formar parte de esto, tengo que trabajar'.

"Siempre les digo a mis clientes, cuando entran por la puerta, que tienen 59 minutos y 50 segundos para trabajar todo lo que puedan, así que hagan que cada segundo cuente", explica. "Puedes descansar y recuperarte en una hora, pero en el momento en que entres por la puerta, pongamos el 110%".

Conozca a sus clientes

El primer sitio web que tuvo Paul fue construido por un diseñador gráfico que también era uno de sus clientes. "Una de las ventajas de hacer este trabajo es que, por el camino, conoces a gente muy agradable que te ayuda", dice.

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