La fascinante razón por la que ciertos olores desencadenan poderosos y emotivos recuerdos

Al pasar por un parque, el olor a hierba recién cortada me transporta instantáneamente a los sábados relajados y despreocupados de mi infancia. Me invade la nostalgia al recordar las innumerables mañanas de fin de semana que pasaba en los campos de deportes juveniles al aire libre. Más que un recuerdo concreto, es la sensación de los sábados en el parque lo que recuerdo con tanta claridad.

El olfato, más que cualquiera de nuestros otros sentidos, tiene la profunda capacidad de evocar espontáneamente fuertes recuerdos, transportándonos al tiempo y al lugar de la experiencia original (un fenómeno denominado efecto Proust).

Por ejemplo, cuando hueles un plato especial que preparaba tu abuela y te transportas inmediatamente a su cocina durante las vacaciones. O cuando el olor de una determinada fragancia te hace recordar a una antigua pareja sentimental. O la forma en que el olor de la crema solar inunda tu cerebro con recuerdos de tus vacaciones favoritas en la playa.

Numerosas investigaciones demuestran que estos recuerdos inducidos por el olfato son más emotivos y evocadores que los provocados por otros estímulos sensoriales, como la vista o el sonido. Además, suelen ser más antiguos e inundan el cerebro con sentimientos de la infancia.

Entonces, ¿por qué los olores desencadenan fuertes recuerdos y emociones?

Los neurocientíficos están de acuerdo en que la capacidad única de un aroma u olor para evocar recuerdos especialmente emotivos se debe en gran parte a la anatomía del cerebro. En pocas palabras, las partes del cerebro donde se procesa el olor y las regiones del cerebro responsables de procesar las emociones y los recuerdos están entrelazadas en la misma estructura general.

"Dehecho, lo que se conoce como el complejo amígdala-hipocampo -que es donde tienen lugar las emociones, los recuerdos y las asociaciones- es también el córtex olfativo primario", explica la doctora Rachel Herz, neurocientífica cognitiva, autora de The Scent of Desire (El aroma del deseo) y principal experta en la ciencia psicológica del olfato.

Bien, quédate con nosotros: La olfacción es la palabra científica que designa el sentido del olfato. Y como resultado de esta conexión única, íntima y directa entre el sentido del olfato, las emociones, los recuerdos y las asociaciones (a diferencia de cualquiera de nuestros otros sentidos), las fragancias tienen la capacidad de evocar recuerdos emocionales, sentimientos y pensamientos instantáneos, dice Herz.

Es más, el sistema olfativo (subyacente a nuestro sentido del olfato) está fisiológicamente vinculado a los sistemas del cerebro que median en las emociones y la memoria emocional de forma más directa que cualquier otro sistema sensorial, afirma la doctora Pamela Dalton, M.P.H., psicóloga experimental y miembro de la facultad del Centro de Sentidos Químicos de Monell.

El resto de la información sensorial (lo que se ve, se oye, se saborea o se toca) se procesa a través del tálamo (también conocido como la "centralita sensorial" del cerebro) antes de ser transmitida a las regiones cerebrales pertinentes, pero la información sobre los olores toma una ruta directa hacia los centros emocionales y de memoria del cerebro: la amígdala y el hipocampo.

¿Por qué los olores suelen recordarnos la infancia?

"Los olores no evocan nada específico a menos que hayamos tenido una experiencia con ellos", explica Herz. "Tu historia personal específica es lo que te va a provocar una emoción o un recuerdo particular para un olor determinado".

La primera vez que se experimenta un olor es, con toda probabilidad, el momento en que se establece una fuerte conexión entre ese olor, su significado y un acontecimiento. Y teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas ocurren por primera vez en la infancia, la mayoría de nuestros recuerdos evocados por los olores están ligados a nuestros primeros años, dice.

Sin embargo, no tienen por qué serlo. Las fragancias que se encuentran por primera vez más tarde en la vida, como los perfumes y las colonias, también tienen el mismo impacto duradero. Pero una vez que se ha hecho una asociación, sea cual sea la edad, formar una nueva es difícil.

"Una vez formados, los recuerdos de los olores son resistentes a la extinción o a ser asociados con algo nuevo, lo que probablemente sea la razón por la que tantos recuerdos emocionales se centran en la infancia", dice Dalton.

El fenomenal efecto emocional del olor

Curiosamente, el olfato tiene la capacidad de provocar una fuerte respuesta emocional sin necesidad de recordar nada. A veces es sólo la sensación que recordamos.

Cuando te encuentras con un olor relacionado con algo significativo de tu pasado, primero sientes la emoción seguida de un reconocimiento cognitivo, información que se almacenó en tu cerebro. A menudo esto sucede rápidamente, pero a veces no sucede en absoluto, y otras veces puede suceder después de una extensa búsqueda en tu cerebro, dice Herz.

El olfato es el único sentido que parece funcionar así. Todos los demás sentidos son lo que Herz denomina "top-down": Reconoces los estímulos cognitivamente y luego te llega la sensación, por muy inmediata que sea.

Todo esto tiene interesantes implicaciones para el papel del sentido del olfato en nuestra salud mental. "Nuestro sentido del olfato es un poderoso mediador de las emociones y el bienestar", dice Dalton, explicando que podemos entrenarnos para relajarnos en presencia de un olor que se ha asociado con sentimientos de calma. "Simplemente tener la capacidad de volver a oler ese olor en una situación tensa puede actuar como un sustituto para reducir el estrés".

Así que, la próxima vez que encuentres un olor que te haga sentir bien, déjate llevar por el pasado por un momento.

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