La estrella de portada Bradley Wiggins reflexiona sobre una turbulenta carrera de 10 años

Sir Bradley Wiggins ha recorrido un camino accidentado y a veces traicionero hasta convertirse en el hombre de 41 años que es hoy. En el número de mayo de Men's Health, nuestra estrella de portada habla en exclusiva con Alastair Campbell para nuestra serie de entrevistas Talking Heads sobre la importancia de la salud mental y su relación de amor y odio con el ciclismo.

Sobre el papel de la aptitud física y mental en su éxito como ciclista:

"Van de la mano. Tenía una gran capacidad para entender mi cuerpo por dentro. No creo que tuviera un talento físico extremo, sino una comprensión de cómo hacer la bicicleta más rápida. En las pruebas contrarreloj, podía rodar a un vatio de donde debía estar. Otros se pasan y van 50 vatios por encima. Yo podía controlarlo, como el control de crucero de un coche. Eso es físico y mental a la vez".

Sobre cómo gestiona su salud mental en la actualidad:

"Tengo que tener una rutina. Entrenar todos los días, es importante. No beber demasiado... Con mi depresión, si no me cuido se manifiesta más como una manía. Siempre he pensado que la depresión es como si te llevara a un cuarto oscuro en una grada. Intento ser más gracioso y acabo siendo chocante y polémico".

Sobre el momento en que dejó de disfrutar de su vida como ciclista profesional:

"En 2012, después de ganar el Tour de Francia, y luego ganar en los Juegos Olímpicos. La vida no volvió a ser la misma. Me vi empujado a la fama y la adulación que vino con el éxito... Soy una persona introvertida y privada. No sabía quién era "yo", así que adopté una especie de velo, una especie de velo de estrella del rock. No era realmente yo... Fue probablemente el periodo más infeliz de mi vida. Todo lo que hacía era para ganar para otras personas, y las presiones que conllevaba ser el primer ganador británico del Tour".

Sobre su vínculo con el ex entrenador de ciclismo británico y director del Team Sky, Sir Dave Brailsford:

"Sí, nos conocemos desde hace 20 años. Es como un hermano mayor, pero con el que no hablo todo el tiempo. Pero no podría pasar por todo el éxito que tuvimos -el ciclismo británico, el Team Sky- sin un vínculo".

Sobre si la crueldad hizo que Dave Brailsford tuviera éxito como entrenador y gestor:

"Absolutamente. Probablemente esperaba que yo fuera más como él. Mi problema era que había un ser humano dentro de mí. Dave es un gran imbécil, un auténtico imbécil, y lo digo como un término cariñoso porque para tener éxito hay que serlo. Yo lo fui a veces, Chris Froome lo fue. Hay que ser despiadado y c**tiano. No es agradable, y sabes que lo estás haciendo, pero sabes que si levantas el pie del acelerador, vas a pagar un precio".

Sobre el impacto de haber sido preparado por un entrenador cuando era adolescente:

"Fui preparado por un entrenador cuando era más joven -tenía unos 13 años- y nunca lo acepté del todo... Todo eso me impactó de adulto... Lo enterré".

Sobre sus objetivos actuales y el camino para aceptar el papel que el ciclismo ha jugado en su vida:

"Ser feliz... El camino para mí es tomar el control de lo que quiero hacer. Por primera vez en cinco años, tenga o no una relación de amor/odio con el ciclismo, acepto el amor. No voy a apartarme de él, ni a hacer otras cosas".

Encuentre la entrevista completa en el número de mayo de Men's Health UK, ya a la venta.

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