¿En qué momento circuló el nuevo coronavirus?

A finales de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud de Wuhan informó de casos de una neumonía vírica no identificada, lo que, junto con otros informes, alertó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una posible nueva amenaza sanitaria que fue identificada como un coronavirus en enero de 2020 y que posteriormente se denominó SARS-CoV-2.

7 datos sobre el origen del nuevo coronavirus

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Pero ha quedado claro que el virus surgió antes de finales de diciembre de 2019, posiblemente incluso meses antes. Un estudio conjunto de la OMS realizado por investigadores chinos e internacionales identificó 174 infecciones de SARS-CoV-2 a lo largo de diciembre, siendo la más temprana la del 8 de diciembre. Aunque la mayoría de los investigadores creen que el virus se originó en algún momento del otoño o el invierno de 2019, es difícil precisar un momento exacto sin más datos. Averiguar cuándo comenzó a propagarse el SARS-CoV-2 entre las personas podría ayudar a prevenir o abordar futuras epidemias y pandemias al proporcionar información sobre el tipo de vigilancia de la enfermedad que habría sido necesaria para prevenir esta, dicen los expertos.

Cuando se identificó el virus, ya se había extendido de forma significativa y era más difícil de contener, dijo Sergei Pond, profesor de biología de la Universidad de Temple en Filadelfia. "No se quiere esperar ocho semanas hasta que se produzca un grupo de casos de neumonía inusual", dijo Pond. "Uno quiere tener un sistema de vigilancia en el que se detecte muy pronto".

7 datos sobre el origen del nuevo coronavirus

El primer caso de COVID-19 que ha sido confirmado por una prueba de laboratorio fue en un hombre que comenzó a experimentar síntomas el 8 de diciembre de 2019, informó The Washington Post. Aunque hubo informes anteriores que sugerían que el primer caso podría remontarse al 1 de diciembre o al 17 de noviembre, como informó previamente Live Science, esos informes no fueron confirmados por el estudio conjunto de la OMS y China, dijo Joel Wertheim, profesor asociado de medicina en la Universidad de California, San Diego. Wertheim y sus colegas analizaron la información genética del virus y realizaron simulaciones epidemiológicas por ordenador, que situaron la fecha de origen del virus entre mediados de octubre y mediados de noviembre de 2019, según informaron en abril en la revista Science.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los genomas del SARS-CoV-2 de la primera oleada de la pandemia en China. Dado que los virus acumulan cambios genéticos a lo largo del tiempo, los investigadores pudieron identificar una tasa fija de mutación genética y luego trabajar hacia atrás hasta encontrar el momento en que la primera persona con una forma relativamente inalterada del virus pudo haber empezado a propagarlo entre la gente. Los investigadores estimaron que, en el caso del SARS-CoV-2, esa fecha estaba comprendida entre el 17 de noviembre y el 20 de diciembre de 2019.

Pero es justo cuando el virus probablemente empezó a propagarse entre las personas. Dado que el SARS-CoV-2 se originó en un animal y se transmitió a los humanos, el coronavirus animal que infectó originalmente a la primera persona podría tener diferencias genéticas con el virus actual. Esa versión podría haber tardado en reconocerse genéticamente como SARS-CoV-2, lo que significa que el virus podría haber empezado a propagarse incluso antes, según los investigadores.

Para ver cuánto tiempo podría haber tardado el virus en acumular ese tipo de cambios, los investigadores utilizaron una simulación informática de la propagación del virus. Llegaron a la conclusión de que el proceso probablemente habría durado entre cero y 41 días, aunque el resultado más común fue de ocho días. Este proceso, dijeron, podría haber retrasado la propagación inicial del virus hasta mediados de octubre.

Wertheim subrayó que el objetivo del estudio era establecer cuánto tiempo atrás podría haber empezado a propagarse el virus, no necesariamente cuán temprano se propagó. "Eso es lo más lejos que se puede llegar, e incluso así, son muchas suposiciones para llegar tan atrás", dijo.

Muchos investigadores, incluido Pond, estarían de acuerdo en que, basándose en los datos actuales, el marco temporal que Wertheim y sus colegas propusieron en el estudio es probable, dijo Pond, que es coautor de otro estudio que examina la historia evolutiva temprana del SARS-CoV-2, publicado en mayo en la revista Molecular Biology and Evolution. En ese estudio, Pond y sus colegas utilizaron un tipo de análisis genético desarrollado originalmente para reconstruir la evolución de las células cancerosas humanas. Determinaron que la versión del SARS-CoV-2 que se propagó en diciembre de 2019 tardaría entre seis y ocho semanas en evolucionar a partir de la cepa humana inicial del virus. Aunque el método que utilizaron era diferente, ese plazo también haría retroceder el origen hasta más o menos la misma época que el otro estudio: octubre de 2019.

Pero Pond dijo que también hay formas de obtener nuevos conocimientos sobre cuándo surgió el virus. Por ejemplo, muchos pensaron que el virus surgió de un animal en el mercado mayorista de marisco de Huanan, en Wuhan, pero un análisis posterior encontró casos que no podían vincularse con el mercado, según informó anteriormente Live Science. Por el contrario, Wertheim dijo que la falta de confirmación del estudio conjunto de China y la OMS para los casos del 1 de diciembre y el 17 de noviembre que utilizó su estudio podría afectar a la estimación. Las muestras de sangre congelada de los primeros casos potenciales o los registros de secuencias genéticas también podrían aportar más información, dijo Pond.

"Se puede imaginar fácilmente un escenario en el que se obtienen cinco o 10 secuencias más que son tempranas, y simplemente cambian todo", dijo. En cualquier caso, Pond cree que es poco probable que el virus haya surgido antes del otoño de 2019 o, como muy pronto, a finales del verano de 2019, porque incluso los acontecimientos que podrían hacer que el virus circulara sin ser detectado tan pronto -como que empezara a extenderse, se extinguiera y luego se reintrodujera- son muy improbables y lo son cada vez más cuanto más se retrocede.

Algunas investigaciones han sugerido una fecha de origen anterior a octubre, pero los estudios no han sido revisados por pares ni publicados en revistas científicas. En uno de estos estudios, los investigadores de la Universidad de Harvard analizaron las búsquedas en Internet en Wuhan, China, a partir de 2019 y encontraron un aumento en las búsquedas de "diarrea" en agosto de 2019 que se correlacionó con un aumento en el tráfico en el estacionamiento de un hospital de Wuhan el mismo mes. La diarrea es más común con COVID-19 que con la gripe, por lo que los investigadores sugirieron que el aumento podría apuntar a la propagación del virus en agosto.

En un comentario en respuesta a ese estudio, sin embargo, otros investigadores señalaron que los autores utilizaron una traducción china torpe para "diarrea" y que el término de búsqueda aumentó en uso en toda China, no solo en Wuhan. Otro estudio, que se publicó en el servidor de preimpresión medRxiv y no fue revisado por pares, encontró rastros de SARS-CoV-2 en aguas residuales en Barcelona, España, en marzo de 2019. Sin embargo, los hallazgos tenían poco sentido sin ninguna evidencia de pacientes que experimentaran síntomas de COVID-19 en Barcelona en ese momento.

Tratar de encontrar una fecha de origen más precisa plantea problemas inherentes. Los análisis de Wertheim mostraron que, al principio, el recuento de casos era probablemente tan bajo que el virus pasó desapercibido. De hecho, en las simulaciones informáticas del estudio que modelaban la propagación del SARS-CoV-2 a partir de un único caso humano, el virus se extinguía la mayoría de las veces, y cuando no lo hacía, a veces se apoyaba en una sola persona para volver a propagarlo más ampliamente. Por supuesto, en una ciudad grande y densamente poblada como Wuhan, este escenario no representa un problema: sería fácil que una sola persona transmitiera el virus a muchas personas. Pero sí es probable que al principio, pocas personas tuvieran el virus. En medio de una severa temporada de gripe, y dado que el SARS-CoV-2 tenía una tasa de mortalidad relativamente baja en comparación con virus como el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), Wertheim dijo que no es de extrañar que el virus no se detectara cuando empezó a propagarse.

Wertheim espera que los sistemas que permiten una detección más temprana puedan ayudar a prevenir o mitigar los efectos de futuras pandemias.

"En un mundo ideal, tendríamos una especie de forma sistemática e interconectada para informar de todas las enfermedades inesperadas de una forma que pueda verse a través de las fronteras", dijo. "Algo así nos habría dado una ventaja sobre esta pandemia y potencialmente habríamos podido detenerla en seco".

Publicado originalmente en Live Science.