El ADN neandertal puede influir en la sensibilidad al dolor, según un análisis genético

El ADN neandertal puede influir en la sensibilidad al dolor, según un análisis genético

Las variantes genéticas neandertales pueden aumentar la sensibilidad al dolor de las personas que las portan y pueden ser más comunes en poblaciones con ascendencia predominante de nativos americanos, según un nuevo estudio.

La investigación, publicada el martes 10 de octubre en la revista Communications Biology, se centró en tres versiones del gen SCN9A, que codifica una proteína que transporta sodio a las células y ayuda a los nervios que detectan el dolor a enviar señales. Las personas con cualquiera de las tres variantes son más sensibles al dolor causado por el pinchazo de un objeto punzante, pero no al causado por el calor o la presión.

"En 2020, otro grupo de investigadores estudió a personas de ascendencia europea y relacionó estas variantes genéticas neandertales con una mayor sensibilidad al dolor", explicó a Live Science el primer autor del estudio, Pierre Faux, genetista del Instituto Nacional de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Francia.

"Ampliamos estos hallazgos estudiando a los latinoamericanos y demostrando que estas variantes genéticas neandertales son mucho más comunes en personas con ascendencia nativa americana", dijo Faux. "También mostramos el tipo de dolor al que afectan estas variantes, algo que no se conocía hasta ahora".

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En el nuevo estudio, los científicos analizaron muestras genéticas recogidas de más de 5.900 personas residentes en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú. Por término medio, los participantes tenían un 46% de ascendencia nativa americana, un 49,6% de ascendencia europea y un 4,4% de ascendencia africana, pero estas proporciones variaban significativamente entre individuos.

El análisis reveló que alrededor del 30% de los participantes tenían una de las variantes del gen SCN9A, denominada D1908G, mientras que aproximadamente el 13% de los participantes tenían las otras dos variantes del gen, conocidas como V991L y M932L, que tienden a heredarse juntas.

Los participantes que vivían en Perú, que tenían la mayor proporción de ascendencia nativa americana entre los países estudiados, eran los más propensos a portar estas variantes genéticas neandertales. Por el contrario, los participantes reclutados en Brasil tenían la proporción más baja de ascendencia nativa americana y eran los menos propensos a portar las variantes.

"Sabemos que los humanos modernos y los neandertales se cruzaron hace entre 50.000 y 70.000 años, y que los humanos modernos cruzaron por primera vez de Eurasia a América hace entre 15.000 y 20.000 años", afirma Faux.

"La alta frecuencia de las variantes neandertales en personas con ascendencia nativa americana podría explicarse por un escenario en el que los neandertales portadores de estas variantes se cruzaran con los humanos modernos que acabaron migrando a América", explicó.

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Tras el análisis genético, los investigadores realizaron pruebas de umbral del dolor a más de 1.600 voluntarios en Colombia, el 56% de los cuales eran mujeres, que tenían de media un 31% de ascendencia nativa americana, un 59% de ascendencia europea y un 9,7% de ascendencia africana. En estas pruebas, se pidió a los participantes que dijeran a los investigadores que pararan en cuanto sintieran molestias. El equipo también analizó las variantes genéticas que portaba cada uno de estos participantes sometidos a las pruebas.

En una de las pruebas, el equipo aplicó aceite de mostaza, que irrita la piel, sobre la piel del antebrazo de los participantes antes de empujar filamentos de plástico de anchura creciente sobre la misma zona de piel. En esta prueba, los filamentos más anchos ejercían una fuerza mayor sobre la piel ya irritada. Los participantes que tenían alguna de las variantes del gen neandertal se golpearon después de ser pinchados con filamentos que eran significativamente más pequeños que los que no portaban las variantes genéticas.

"Cuando probamos el umbral del dolor de los participantes aplicando presión, calor o frío, las variantes genéticas no afectaron a la sensibilidad al dolor, por lo que las variantes neandertales sólo afectaron a su respuesta a la presión de un pinchazo", señaló Faux.

Es posible que portar estas variantes genéticas proporcionara a los neandertales, y a los humanos modernos que se asentaron por primera vez en América, algún tipo de beneficio para la supervivencia, señaló Faux. Pero ese beneficio para la supervivencia no estaba necesariamente relacionado con la sensibilidad al dolor, añadió.

"Los humanos modernos que llegaron por primera vez a Norteamérica habrían tenido que soportar condiciones duras y frías, por lo que podría ser que estas variantes tuvieran otros efectos además del dolor; por ejemplo, podrían haber ayudado de algún modo a los humanos a hacer frente al frío", afirmó. En otras palabras, la mayor sensibilidad a los objetos afilados podría haber sido sólo un efecto secundario de otro cambio evolutivo".

Sin embargo, las presiones evolutivas que actuaron sobre SCN9A fueron probablemente complejas, y "queda por determinar por qué los neandertales podrían haber tenido una mayor sensibilidad al dolor y si la introgresión en SCN9A representó una ventaja durante la evolución humana", escribieron los autores.

No obstante, es interesante saber que estas variantes genéticas, que se han relacionado anteriormente con la neuropatía de fibra pequeña -una afección nerviosa dolorosa-, también habrían causado dolor en nuestros antepasados neandertales, dijo a Live Science en un correo electrónico Sulayman Dib-Hajj, profesor de Neurología de la Facultad de Medicina de Yale que no participó en el estudio.

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