La superautopista de comunicación de tu cuerpo

 La superautopista de comunicación de tu cuerpo

El nervio vago actúa como la superautopista del cuerpo, transportando información entre el cerebro y los órganos internos y controlando las funciones corporales en momentos de descanso y relajación. Este gran nervio se origina en el cerebro y se ramifica en múltiples direcciones hasta el cuello y el torso, donde es responsable de acciones como transportar la información sensorial de la piel del oído, controlar los músculos que se utilizan para tragar y hablar e influir en el sistema inmunitario.

El vago es el décimo de los 12 nervios craneales que se extienden directamente desde el cerebro, según la Enciclopedia Británica (se abre en una nueva pestaña). Aunque nos referimos al nervio vago en singular, en realidad se trata de un par de nervios que salen del lado izquierdo y derecho de la porción de la médula oblonga del tronco cerebral. Según Merriam-Webster (se abre en una nueva pestaña), el nervio recibe su nombre de la palabra latina que significa vagar, lo cual es apropiado, ya que el nervio vago es el nervio craneal más grande y más ramificado.

Al vagar y ramificarse por todo el cuerpo, el nervio vago proporciona el control principal de la división parasimpática del sistema nervioso: el contrapunto de descanso y digestión a la respuesta de lucha o huida del sistema nervioso simpático. Cuando el cuerpo no está bajo estrés, el nervio vago envía órdenes que ralentizan el ritmo cardíaco y respiratorio y aumentan la digestión. En momentos de estrés, el control pasa al sistema simpático, que produce el efecto contrario.

El nervio vago también transmite al cerebro las señales sensoriales de los órganos internos, lo que permite al cerebro seguir las acciones de los órganos.

 La superautopista de comunicación de tu cuerpo

Diagrama del nervio vago. El nervio recibe su nombre de la palabra latina que significa vagar, lo cual es apropiado, ya que el nervio vago es el nervio craneal más grande y más ramificado. (Crédito de la imagen: Shutterstock)
(opens in new tab) El eje cerebro-intestino

Grandes divisiones del nervio vago se extienden hasta el sistema digestivo. Entre el 10% y el 20% de las células del nervio vago que conectan con el sistema digestivo envían órdenes desde el cerebro para controlar los músculos que mueven los alimentos a través del intestino, según el libro de texto "Nerves and Nerve Injuries Volume 1" (Academic Press, 2015). El movimiento de esos músculos es controlado entonces por un sistema nervioso separado incrustado dentro de las paredes del sistema digestivo.

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El 80% o 90% restante de las neuronas transmite la información sensorial del estómago y los intestinos al cerebro. Esta línea de comunicación entre el cerebro y el tracto gastrointestinal se denomina eje cerebro-intestinal, y mantiene al cerebro informado sobre el estado de la contracción muscular, la velocidad de paso de los alimentos por el intestino y la sensación de hambre o saciedad. Un estudio de 2017 publicado en el Journal of Internal Medicine (se abre en una nueva pestaña) descubrió que el nervio vago está tan estrechamente entrelazado con el sistema digestivo que su estimulación puede mejorar el síndrome del intestino irritable (se abre en una nueva pestaña).

En las últimas décadas, muchos investigadores han descubierto que este eje cerebro-intestino tiene otra contrapartida: las bacterias que viven en el interior de los intestinos. Este microbioma se comunica con el cerebro a través del nervio vago, afectando no solo a la ingesta de alimentos, sino también al estado de ánimo y a la respuesta inflamatoria, según una revisión de 2014 publicada en la revista Advances in Experimental Medicine and Biology (se abre en una nueva pestaña). Gran parte de las investigaciones existentes se refieren a experimentos con ratones y ratas y no con seres humanos. No obstante, los resultados son sorprendentes y muestran que los cambios en el microbioma pueden provocar cambios en el cerebro.

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) La estimulación del nervio

vago

como tratamiento médico

La estimulación del nervio vago ha sido eficaz en el tratamiento de casos de epilepsia (se abre en una nueva pestaña) que no responden a la medicación. Los cirujanos colocan un electrodo alrededor de la rama derecha del nervio vago en el cuello, con una batería implantada debajo de la clavícula. El electrodo proporciona una estimulación regular al nervio, lo que disminuye, o en raros casos evita, la excesiva actividad cerebral que provoca las convulsiones, según la Fundación para la Epilepsia (abre en una nueva pestaña). Europa ha aprobado un estimulador del nervio vago que no requiere implantación quirúrgica, según la Clínica Mayo (abre en una nueva pestaña).

La investigación también ha demostrado que la estimulación del nervio vago podría ser eficaz para tratar los trastornos psiquiátricos que no responden a la medicación. La FDA ha aprobado la estimulación del nervio vago para la depresión resistente al tratamiento y para las cefaleas en racimo. Un estudio de 2008 publicado en la revista Brain Stimulation (se abre en una nueva pestaña) descubrió que la estimulación del nervio vago producía una mejora de los síntomas en pacientes con trastornos de ansiedad resistentes al tratamiento, como el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico y el trastorno de estrés postraumático.

Más recientemente, los investigadores han estado investigando el papel del nervio vago en el tratamiento de trastornos inflamatorios crónicos como la sepsis, la lesión pulmonar, la artritis reumatoide (AR) y la diabetes, según una revisión de 2018 en el Journal of Inflammation Research (se abre en una nueva pestaña). Dado que el nervio vago influye en el sistema inmunológico, el daño al nervio puede tener un papel en los trastornos autoinmunes y otros.

Daños en el nervio vago

Los científicos saben desde hace tiempo que enfermedades crónicas como el alcoholismo y la diabetes pueden dañar los nervios, incluido el nervio vago. Si el nervio vago está dañado, pueden producirse náuseas, hinchazón, diarrea y gastroparesia (en la que el estómago se vacía demasiado lentamente). Desgraciadamente, la neuropatía diabética no puede revertirse, según la Clínica Mayo (se abre en una nueva pestaña), y la neuropatía alcohólica también puede provocar un daño nervioso permanente, según Healthline (se abre en una nueva pestaña).

Si el nervio vago se daña por un traumatismo físico o por el crecimiento de un tumor, puede provocar síntomas digestivos, o ronquera, parálisis de las cuerdas vocales y disminución del ritmo cardíaco. Se han dado varios casos de personas cuyo daño en el nervio vago fue lo suficientemente pequeño como para que el nervio pudiera regenerarse tras la extirpación de un tumor, incluido un caso de 2011 detallado en la revista Neurology (se abre en una nueva pestaña).

El nervio vago y los desmayos

Cuando alguien se desmaya por una exposición al calor, por estar de pie durante mucho tiempo o por algo sorprendente como ver sangre, el nervio vago tiene parte de la culpa.

Este suceso, denominado síncope vasovagal, se produce cuando la división simpática dilata los vasos sanguíneos de las piernas y el nervio vago reacciona de forma exagerada, provocando una disminución significativa e inmediata de la frecuencia cardíaca, según el Cedars Sinai (se abre en una nueva pestaña). La sangre se acumula en las piernas, la presión arterial desciende y, sin un flujo sanguíneo suficiente hacia el cerebro, la persona pierde momentáneamente el conocimiento. A menos que la persona se desmaye con frecuencia, el síncope vasovagal no requiere tratamiento.

Recursos adicionales

Lee más sobre el nervio vago en Visible Body (se abre en una nueva pestaña). Aprende sobre la estimulación del nervio vago como tratamiento para la epilepsia y la depresión, de la Clínica Mayo (se abre en una nueva pestaña). Vea este vídeo que explica el eje cerebro-intestino, del Laboratorio Nacional de Argonne (se abre en una nueva pestaña).

Este artículo sólo tiene fines informativos y no pretende ofrecer asesoramiento médico.

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